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Autoridades, señoras, señores muy buenas noches y un afectuoso saludo para todos.
Mi agradecimiento al equipo directivo de la Sociedad Renacimiento de Mala por tener la deferencia de invitarme a elaborar el pregón de nuestras fiestas patronales en honor de Nuestra Señora la Virgen de Las Mercedes. El último pregón del milenio.
Los que me conocen saben que no soy una persona especialmente dotada para la oratoria, hablo mal y leo peor. Sean misericordiosos conmigo y tengan un poco de paciencia.
Es costumbre que en los pregones de las fiestas patronales, al despedirse, el pregonero desee a los vecinos del pueblo que celebren los festejos con alegría, que se diviertan mucho y que lo pasen lo mejor posible. Cambio el orden y, como queda dicho, les deseo, desde el principio de este pregón que las fiestas se celebren con regocijo y sana alegría.
Desde tiempos inmemoriales los pueblos organizaban sus conmemoraciones para celebrar algún acontecimiento con alegría y jolgorio. Estos podían ser la recogida de la cosecha, el cambio de estación, el nacimiento de un hijo, una boda ... La finalidad de todo festejo, a parte la alegría y la diversión que ya comentamos, es el descansar de las labores cotidianas y la convivencia entre todos los vecinos del pueblo. En la fiesta convive el rico y el pobre, el noble y el plebeyo.
Yo pediría a mis convecinos del pueblo de Mala que cumplamos por lo menos la primera y la última premisa: alegría y convivencia. La de descansar me temo que no se podrá cumplir, sobre todo por los más jóvenes. Cambiamos, por lo menos, la rutina del trabajo diario.
Vamos a tratar de pasarlo bien, en un divertimento sano, sin los excesos que en ocasiones suelen darse en las fiestas. Nosotros aquí en Mala nos hemos distinguido por nuestro carácter pacífico y tolerante y seguiremos siendo así, un pueblo que acoge con respeto y tolerancia a todos. Esta costumbre nuestra no debía de ser, y no es, solamente en época de fiesta y alegría. Es nuestra forma de ser, siempre hemos sido así.
Nuestro pueblo de Mala no ha sido nunca, hasta ahora, un pueblo al que viniera mucha gente de fuera de la isla. Ahora que gran parte de los vecinos han nacido, no ya fuera de la isla sino incluso en otros países, hemos demostrado ser un pueblo que convive con todos, independientemente de idioma, nacionalidad, religión, etc. También es verdad que los que han venido de fuera, en su gran mayoría, se han integrado en nuestra comunidad. Estas formas de proceder, con tolerancia y respeto, son las que hacen que un pueblo sea culto y progresista. Ambas cosas: tolerancia y respeto han de complementarse para que haya verdadera convivencia en un pueblo.
Este respeto no debe de estar referido solamente hacia el vecino, también debemos de relacionarlo con las normas, las leyes, las costumbres, las ordenanzas emanadas de la autoridad, etc. En este respeto es donde se fundamenta la concordia y la buena armonía de los pueblos. Decía José Saramago, el premio Nóbel que nos honra al elegir Lanzarote como residencia que Jesucristo, si viviera ahora, hubiera dicho, en lugar de que nos amásemos los unos a los otros que nos respetásemos los unos a los otros.
Es indispensable que nos refiramos también al respeto hacia el medio natural, entendido éste como un medio que hemos recibido para usar sin deteriorar y que a su vez, tenemos que dejarlo en herencia a nuestros hijos, por lo menos, en las mismas condiciones que lo hemos recibido y si pudiera ser mejorado. Sé que están pensando, y con razón, que nosotros no tenemos la oportunidad ni de contaminar ni de deteriorar tanto el medio natural y mucho menos estamos en disposición de poder solucionar estos problemas. Tanto las grandes catástrofes como las grandes soluciones vienen de otros estamentos: de las grandes industrias multinacionales y de los gobiernos.
Yo quiero referirme a nuestro entorno, a niveles más humildes, en el ámbito de lo cotidiano, de lo de todos los días y en este sentido no se puede decir que estemos muy concienciados. El pueblo si está limpio, pero más por obra del Ayuntamiento que porque nosotros lo cuidemos. Recordemos que no es más aseado el que mucho limpia sino el que poco ensucia.
Convendría incluir aquí también la solidaridad. Ahora que estamos viviendo una época de mayor prosperidad que en etapas anteriores, podíamos acordamos de los que no tienen tanto. No quiero decir que nosotros estemos sobrados, que no lo estamos, sino que hay quien tiene menos y hay incluso, quien no tiene nada. Nosotros nos hemos reunido para festejar a nuestra patrona y celebrarlo con alegría. Recordemos que hay muchos pueblos del mundo donde no sólo no se festeja nada, sino que incluso no hay ni para subsistir, qué más será para fiestas. No es que la solución esté en nuestras manos, como decíamos antes, la tienen los mandatarios de los grandes países. Nosotros tomemos conciencia de ello, por lo menos. Nuestro problema ahora es que tengamos unas muy buenas fiestas, pero hay otros cuyo único problema es llegar a mañana.
Mi intención es hablar de lo que ha evolucionado la sociedad y sobre todo nuestro pueblo de Mala, en los últimos 40-50 años. Es un recorrido anecdótico y sin mucho rigor histórico ni estadístico, pero verdadero, de los acontecimientos que viví cuando era pequeño y los que estoy viviendo ahora. Me entretendré más en comentar lo sucedido antes. Lo que está aconteciendo ahora, ahí está, no hace falta mayores explicaciones.
Ahora parece que ya no emigramos tanto, ahora recibimos emigración. En los años 50 nuestra tierra no daba para vivir, la gente se iba a trabajar fuera en unas condiciones realmente malas, dormían en almacenes sobre bolsas de cemento, se gastaba lo puramente indispensable para vivir. Se trataba de mandar algún dinero a la familia. Lo pasaban realmente mal y tampoco los estados se ocupaban de que tuvieran una asistencia sanitaria mínima, ni cosas por el estilo. Quiero decir con esto que cuando hablamos de que a nosotros nos acogieron como hermanos cuando tuvimos necesidad de ello, no es exactamente así. Nos acogieron porque ellos tenían necesidad de mano de obra para hacer los trabajos que los naturales no querían hacer. Ahora que somos receptores de emigrantes, convendría que sacáramos alguna lección de aquella experiencia: los que vienen de fuera a trabajar con nosotros han de tener los mismos sueldos y los mismos derechos: seguridad social, seguro de desempleo, derecho a la educación, etc. A esto es a lo que me refería cuando hablaba de sacar alguna lección de las condiciones inhumanas en las que vivían nuestros emigrantes. Un pueblo que se precie de civilizado no puede por menos que respetar los derechos fundamentales de las personas y tratar a todos por igual, tanto sean forasteros como naturales. La llegada masiva, caótica y desordenada de emigrantes no es bueno porque el territorio es pequeño y frágil Y en poco tiempo, si no hay algún control, la vida en la isla sería insoportable. Esto deberíamos entenderlo todos, Lanzarote no es América. Lo progresista sería que a todos los emigrantes se les garanticen sus derechos (sanidad, educación, etc.) y su integración en el contexto social donde viven. Yo entiendo que para que esto suceda ha de haber unas leyes que regulen la emigración. Todos los países lo hacen.
Vamos a cambiar radicalmente de tema, vamos a hablar de otro asunto de gran actualidad y de los que más ha evolucionado en los últimos años. Me refiero a la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, la mal llamada igualdad de sexos. Está claro que los cambios habidos en esta materia han sido notorios, no queriendo esto decir que se haya llegado al punto ideal. Ni en esto ni en nada se llega nunca a la satisfacción absoluta. No existe ese punto inmejorable donde ya no se puede superar nada. Todo es mejorable y por eso tenemos que batallar. Esta idea, si no llega a extremos enfermizos, nos hace superamos.
Aquí me voy a referir, no a lo que tenían conseguido las mujeres hace 40- 50 años que, dicho sea de paso, no tenían nada en cuanto a derechos. Podían votar y poco más, pero dase la circunstancia que por aquella época no votaba nadie, así que para poco le servía este derecho. Se podía hacer un alegato de lo mucho que se ha conseguido en estos años, que es bastante. No vamos a referimos a ellos, lo conseguido, bien conseguido está. Donde deben centrarse los esfuerzos es en ver lo que falta por conseguir y tratar de llegar a su consecución. En este matiz es donde quería incidir. Falta mucho para llegar a una verdadera igualdad entre el hombre y la mujer, me refiero, por supuesto, a una igualdad de derechos, dentro de las diferencias propias de cada sexo. Digo igualdad de derechos y se supone que también de deberes, pero como éstos, en muchos casos, son más para la mujer que para el hombre, por ejemplo la crianza y educación de los hijos que siempre había sido una labor más de la madre. Deberes nunca le han faltado. Conviene hacer notar que la igualdad de derechos no implica igualdad de comportamiento, ni de hablar, ni de vestir, ni de actuar, ni de hacer política. Opinamos así porque, sobre todo en las más jóvenes, se nota como que entienden igualdad por imitación, muchas veces de los defectos del hombre: hablan diciendo las mismas groserías que los hombres, beben y fuman por lo menos tanto como los chicos, regresan a casa tan tarde como lo hacen sus amigos, etc. No digo que esto sea malo sólo para las mujeres, es igualmente perjudicial para ambos. Algunas virtudes podemos tener los hombres para que las imiten, pero no estas que acabamos de mencionar, y que son las que primero se copian.
Un derecho que aún no está totalmente conseguido es la facultad que deben de tener las mujeres a la hora de acceder a un puesto de trabajo en igualdad de condiciones que los hombres. En teoría si existen los mismos derechos, pero en la práctica con sólo ver las estadísticas ya podemos sacar conclusiones: hay el doble de mujeres en paro que de hombres. No pienso que la culpa sea solamente del empresario, que también la tiene. El problema donde realmente está es en que la maternidad es una carga y una desventaja para la mujer. Una empresa que tiene que darle 100 días de baja a una mujer por maternidad, si puede no la contrata y la mujer si quiere trabajar tiene que sacrificar su derecho a ser madre. Este es, a mí entender, el gran problema que hay que solucionar: que la maternidad no sea un gravamen sólo para la mujer. Que de alguna manera, se compense esta desventaja que en la actualidad padece la mujer. No me pregunten cómo; para eso están los políticos que deben buscar soluciones. Si solucionáramos esto, nos podía llevar a que el índice de natalidad, el más bajo del mundo, se reconduzca.
Hay leyes que reconocen y defienden los derechos de la mujer e instituciones para aplicar dichas leyes, pero el peso del avance hacia la igualdad lo tienen que llevar las propias mujeres. Digamos que los derechos fundamentales están conseguidos - a la educación, al trabajo, a disponer de su cuerpo, a circular libremente, a poseer y enajenar bienes- el resto depende de la voluntad de las mujeres. Una de las formas de conseguir mayores cotas, a parte de los movimientos sociales, es el acceso de la mujer a la política. Ya sabemos que la política corrompe, incluso a las mujeres, pero menos a las mujeres que a los hombres. Cuanto más cerca se está del poder más posibilidades hay de hacer cosas, provechosas o nefastas. En esta situación, detentando el poder, se estaría en disposición de desarrollar más actividades y solucionar más problemas.
Por otro lado, al ciudadano de a pie, como yo y como la mayoría de los que estamos aquí, a nivel personal, nos interesaría que más mujeres se dedicaran a la política, no ya porque estarían más cerca de solucionar sus problemas, sino porque la mujer tiene una visión de la política distinta a la del hombre, se sienten menos atraídas por el poder, y ven en éste un medio para cambiar las cosas. Están más preocupadas por los problemas sociales que los hombres y sobre todo, hablan menos y trabajan más. De esto no vamos a comentar nada porque lo menos que nos falta en Lanzarote son políticos parlanchines.
Otro de los grandes cambios que ha dado la sociedad en esta segunda mitad de siglo está relacionado con la sanidad y la medicina. En el contexto mundial la ciencia médica ha mejorado tanto que se puede decir que la evolución en los últimos 50 años es tanta como la que ha tenido a lo largo de toda su historia. Centrándonos en nuestro pueblo digamos que, por ejemplo, la penicilina apenas se conocía por aquí. Creo que alguno la recibía de América, sobre todo de Argentina. Enfermedades de las que ya nadie muere hoy, como por ejemplo la tuberculosis, en los 50 eran realmente peligrosas, a parte de la mortandad que producían eran altamente contagiosas. Solamente voy a decir, para no extenderme, que en Lanzarote habría unos 6 o 7 médicos, por supuesto de medicina general, aunque alguno operaba de la garganta o del apéndice. Las mujeres cuando daban a luz eran asistidas por una vecina. Si la cosa iba bien, estupendo, pero si se complicaba algo, lo normal es que muriera la madre o el hijo y en la mayoría de los casos los dos.
Se dice, y algo de razón hay, que hoy hay más enfermedades que antes, pero sobre todo lo que hay es más conocimiento de ellas, muchas veces no se sabía de qué moría un enfermo. La vida moderna ha incrementado alguna enfermedad, sobre todo las relacionadas con el estrés y la ansiedad. No podemos dejar de aludir aquí al SIDA como una de las mayores plagas de este final de siglo.
A esta mejora de la calidad de vida propiciada por los adelantos de la medicina, va unida la mejora, importante también, en la alimentación y la nutrición. Creo no equivocarme si digo que las comidas no eran más sanas que las de ahora, como muchas veces se dice. Y por supuesto ni la mitad de nutritivas. Eran más naturales que las de ahora, eso sí está acertado, entre otras cosas porque no había con qué alterar los medios naturales, lo cual no quiere decir que fueran más saludables. Para ilustrar esto vaya citar un ejemplo muy corriente de la época: se mataba un cochino y para conservar la carne se metía en unas barricas con sal. Así aguantaba varios meses. Ya me dirán en qué condiciones higiénicas estaba aquella carne. Al final ya no tenía ni gusto a carne.
En lo que respecta a la higiene de los alimentos, ni punto de comparación. Ni fecha de caducidad, ni control sanitario, ni tecnología suficiente para conocer si un alimento era nocivo o no. La leche se ordeñaba y en muchos casos se tomaba sin ni siquiera hervir, algo que hoy es impensable. Hoy se toma pasteurizada y con los mayores controles posibles. Aún así las garantías de salubridad no son nunca al... Cien por Cien.
Hoy estamos más saludables y se vive muchos más años, por los avances de la medicina, indudablemente, pero también por los mayores conocimientos nutricionales. La alimentación ha cambiado mucho, ya nadie desayuna con vino y una fritura de tocino y gofio. El tocino se puede decir que está erradicado de la dieta moderna. Tampoco se puede decir que un sándwich vegetal y un yogur sean un gran desayuno. Para los jóvenes que lo que quieren es estar delgados les viene muy bien.
La alimentación que realmente tenía que ser baja en proteínas y otros nutrientes era la que hacían los trabajadores, jornaleros que trabajaban fuera del pueblo de lunes a sábado. La dieta era fundamentalmente jareas asadas, gofio, queso, cuando se podía, cebolla y poco más. No pienso hablar de lo que come hoy cualquier familia del pueblo. Es evidente que está muy alejada de la que acabamos de comentar.
Ya que estamos hablando de higiene y alimentación podíamos glosar, aunque sea mínimamente, el tema del agua, elemento indispensable para la subsistencia. La juventud piensa que siempre ha sido normal ducharse todos los días, abrir el grifo y que salga agua fría o caliente a nuestro gusto. Recordemos que no están lejos los tiempos en que un hombre salía de madrugada, con dos barriquitas en el burro a buscar agua al Chafariz y regresaba al medio día a la casa. Calculen a cómo salía la pipa de agua. Con una palangana de agua había que arreglarse para, no digo ducharse porque aquello no era ducha, digamos más bien lavarse. Tampoco hay que ir ahora a lavar las saleas y las mantas al mar, ahora se mandan a la lavandería del pueblo.
Aunque dije que no quería entra en detalles de fechas y datos por no contar con documentación para ello, quiero referirme, para ilustrar lo anterior, a la producción de agua en Lanzarote. Anterior a 1965 el agua utilizada en Lanzarote era de lluvia o de Famara. En la zona nuestra también se sacaba algo de agua del Chafariz. En 1965 Termolanza produce por primera vez 124.000 metros cúbicos de agua. En 1996 se produjeron más de 10 millones de metros cúbicos de agua al año. De estar en la más absoluta miseria, respecto al agua me refiero, hemos pasado a la abundancia total, abandonando la cultura del ahorro de agua. Estos datos requieren una pequeña explicación. Es verdad que hasta hace pocos años no teníamos agua en Lanzarote, en algunos casos ni para beber, pero lo que ha disparado este consumo no es sólo que se haya elevado el nivel de vida, que es verdad, sino que en 1950 en Lanzarote no se llegaba a los 30.000 habitantes y actualmente los residentes somos 90.000 y 1.700.000 turistas que entran al año. En 1950 no había turismo en Lanzarote y si venía alguno era en proporciones irrelevantes. Este vertiginoso auge de la isla se lo debemos, en gran medida, a las potabilizadoras, sin ellas, a estas alturas, ya habíamos tenido que cerrar la isla y marchamos. Sirva este pequeño comentario como recuerdo y tributo a los hermanos Díaz Rijo que fueron los que instalaron la primera desaladora en la isla en 1965 que también fue la primera de España.
Hablemos de los medios de comunicación. Quien no tiene hoy teléfono, TV., vídeo. Hasta no hace muchos años para comunicarse con algún vecino se hacía a través del bucio. (Para los más jóvenes, el bucio es un caracol grande al que se la rompe la cola, soplando por el rabo sale un sonido muy característico que se oye de muy lejos. Los marineros que iban a la costa, cuando se metía garuga, una especie de neblina, se comunicaban de un barco a otro a través del bucio). Aparatos de radio no habían, creo que don Juan José Berriel tenía uno. Teléfonos dicen que la guardia civil de Haría también tenía uno. Para llamar, por ejemplo, a la Península, había que ir a la Telefónica y con un sistema muy rudimentario, después de esperar varias horas, si tenías suerte, podías comunicarte, pero no era seguro que esto sucediera, la mayoría de las veces perdías la mañana y no podías hablar. Referido a periódicos es obligado mencionar La Antena, único periódico que había en la isla, fundado y dirigido por Guillermo Topham, recientemente fallecido.
Respecto a la educación y a la cultura es verdad que Mala se ha distinguido por su anhelo de superación y su afán de cultura, aspecto este que, afortunadamente, mantiene. Ahora hay muchos más estudiantes que antes y muchos están estudiando fuera, esto es así y es lo deseable; antes eran muy pocos, en los años cincuenta seguro que se contaban con los dedos de una mano los que estudiaban fuera de la isla. Sin embargo, creo que tenían más mérito los pocos que estudiaban antes que la mayor cantidad de jóvenes que estudian ahora. No se daban condiciones para que la gente estudiara. Ni becas, ni ayudas de ningún tipo, había alguna beca para algún superdotado y con muy pocos recursos. Las condiciones exigibles para que alguien tenga beca ahora son bastante aceptables. Fijémonos en los centros de enseñanza de Lanzarote: los de secundaria son actualmente alrededor de diez repartidos por toda la isla, cuando antes sólo había uno en Arrecife. Citemos también la Escuela de Turismo, Escuela de Enfermaría, Escuela de Hostelería, UNED, cursos de doctorado, master, etc.
Aquí valdría la pena hacer una pequeña puntualización sobre todo para referimos a los varones en edad de estudiar. No hay tantos estudiantes como debiera, debido a que, como generalmente hay trabajo, aunque sea precario, los chicos se van a trabajar muy pronto sin la preparación debida, por un afán de empezar, cuanto antes, a ganar dinero. Esto es una característica de la sociedad actual pero que en Lanzarote se nota más, corre más el dinero, lo cual tiene sus riesgos. En este sentido no se aprovechan las facilidades que hay para que los jóvenes se preparen. En cualificación y preparación las chicas se están imponiendo a los varones. En la próxima generación las mujeres estarán, con diferencia, mejor preparadas y en mejores condiciones de llevar las riendas de la sociedad y de decidir en temas importantes que, hasta ahora, le estaban prácticamente vedados.
La mejora de las condiciones laborales es otra de las materias de las que me gustaría hablar un poco. Digamos, lo primero, que ya los trabajos no son tan agotadores como antes, nadie trabaja más de ocho horas al día, no se va generalmente al trabajo caminando, se suele ir en coche, hay, obligatoriamente, un periodo de vacaciones al año, seguridad social, subsidio de desempleo, media hora para el bocadillo a media mañana... Las condiciones de antes poco tienen que ver con las mencionadas. En aquella época había que estar en el trabajo antes de salir el sol y se llegaba a él caminando o en burro. Antes de salir había que preparar los animales. Se trabajaba de sol a sol, los sueldos eran más miserables que los de ahora. En la capital tampoco vayan a creer que estaban tan bien. Tampoco se podía protestar porque te quedabas sin trabajo aunque ahora con el trabajo temporal, tampoco se puede reivindicar mucho porque también te puedes quedar sin él, pero por lo menos hay sindicatos que pueden orientarte y defenderte, si en un momento dado te hiciera falta.
El hecho de que las condiciones laborales actuales sean mejores que las de hace 50 años no quiere decir que ya estemos en el mejor de los mundos posibles. Ha habido una mejora sustancial, eso parece que está fuera de toda duda, sin embargo lo que se echa en falta es más trabajo fijo y menos trabajo precario. Ya casi ninguna empresa contrata a un trabajador fijo y como la ley se lo permite, las empresas encantadas.
Lo de la sociedad del bienestar y lo de España va bien será para algunos pero no para estos trabajadores sin empleo fijo y menos para los parados y los jubilados que con lo que cobran no creo que se sientan instalados en la sociedad del bienestar ni que España les vaya tan bien. Siempre se podrá decir que aun les puede ir peor, pero para donde hay... que mirar es para mejorar no para empeorar.
No quiero terminar sin mencionar los bailes de Las Mercedes.
Eran la actividad más importante de la fiesta. Hoy, los bailes, no parece que sean el acto más destacado de los festejos, hay actividades lúdicas, deportivas y culturales para todos, niños, jóvenes y mayores. En esto también hemos mejorado, la oferta es mucho más amplia. Yo no recuerdo que hubiera nada programado para los niños, no se les tenía en cuenta. Ahora una gran parte de los juegos están pensados para los más pequeños. Desde el punto de vista cultural se hacía algo, pero muy poco y lo hacían, generalmente las maestras con sus alumnas y algunos vecinos del pueblo. Solía ser, que yo recuerde, teatro y nada más. En lo deportivo nada. No había ni material, ni espacios para hacer deporte. No recuerdo que nadie del pueblo tuviera un balón. También es verdad que como la mayor parte de los trabajos eran físicos, el deporte no era determinante para el desarrollo corporal.
De los bailes, que empezamos a hablar y lo dejamos, los más importantes eran los de Las Mercedes y los de La Raza (12 de octubre, día de la Hispanidad). Estos eran con orquesta. Las que yo recuerdo eran las de la Villa; más adelante venía una orquesta de Arrecife y a veces traían hasta una vocalista.
Solía haber un baile por la tarde noche, un asalto, ahí podíamos entrar todos. Esta verbena era sobre todo para los adolescentes que todavía no teníamos edad para los bailes de la noche. Esto antes se respetaba, ahora ya no, en esto no hemos mejorado. Antes los menores de edad no estaban en la calle, como ahora, hasta altas horas de la madrugada. A las once empezaba el baile propiamente dicho, sólo para mayores. Venía mucha gente, la juventud no se imagina la cantidad de gente que venía a esta fiesta. Antes no había discotecas ni salas de fiesta y el que quería bailar no le quedaba más remedio que ir a las verbenas. Una vez acabada la fiesta se hacía un baile de San Pascual con timple y guitarra. Aquí las mujeres invitaban a bailar a los hombres. Esta modalidad de baile duraba sólo un rato, se ponía un lazo en una vela y cuando la vela se consumía hasta la altura del lazo empezaba el baile normal. Los tocadores eran gente del pueblo y algún forastero a veces.
Damas y caballeros, voy terminando. Se quedaron algunos temas por desarrollar, como son las costumbres religiosas, la agricultura, el quehacer cotidiano en la casa... que también han evolucionado pero ya me parecía demasiado abusar de ustedes contándoles más historias de este tipo.
Desafortunadamente no todo ha ido a mejor. Hay segmentos de la sociedad que, cuando menos, se han estancado y otros claramente han ido a peor. Lo más evidente en este sentido es el gran desarrollo que en los últimos años ha tenido el tráfico y consumo de drogas y como consecuencia de ello el aumento de la delincuencia. En este tramo de la sociedad hemos caminado hacia atrás, tanto a nivel de isla como a nivel nacional. En este sentido podíamos citar también a la justicia que no parece estar a la altura que desearíamos. Las leyes han cambiado adaptándose a las nuevas situaciones, pero la justicia sigue siendo cara y lenta, lo que la hace injusta. Nunca he podido entender que aun teniendo derecho, si no se tiene un buen abogado, no hay garantías de justicia. Algunas sentencias, por mucho que se acojan a las leyes, repugnan a la conciencia. Sólo un ejemplo de actualidad: Un grupo de jóvenes mata a una persona a patadas y salen en libertad bajo fianza de 700.000 pesetas. Es indudable que sentencias de este tipo son de muy difícil explicación.
La conservación y cuidado del medio natural tampoco ha mejorado en los últimos tiempos, aunque sí los medios y la tecnología puesta a disposición del medio ambiente. La degradación y el deterioro son tan grandes que los resultados siguen siendo claramente negativos.
Espero que me disculpen por la forma de tratar las distintas proposiciones de las que hemos hablado. Se suponía que iba a hablar de los cambios habidos en el pueblo en los últimos 50 años. He tratado de ajustarme a ello aunque enfocándolo desde un punto de vista más social y didáctico. Tómenlo como una deformación profesional y discúlpenlo.
Acabado el baile de San Pascual se acaba la fiesta y en este punto quiero terminar mi pregón, agradeciéndoles la deferencia que han tenido conmigo escuchando estas reflexiones, que muy malamente he podido hilvanar para ustedes.
Muchas gracias.