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Buenas noches, Autoridades, señoras y señores.
Cuando Gregorio me dijo que habían pensado en mí, para elaborar el pregón de las Fiestas de Nuestra Señora de Las Mercedes de este año, mi primera reacción fue de incredulidad e incluso me sentí reacia porque pensé que no sería capaz, mi familia me animó porque saben que realmente para mí es un gran honor y quiero mucho a este pueblo.
Nací en Mala Abajo en el año 45, terminada la 2ª guerra mundial. He vivido aquí casi toda mi vida, he conocido a muchas personas que ya no están entre nosotros de los que he aprendido mucho: mi padre, abuelos, tíos, primos y vecinos; aunque recordaré a dos que se han ido últimamente, María Luisa Castro, a la que ustedes conocían bien, de ella sólo diré que fue una gran señora que después de pasar muchos avatares siempre estaba dispuesta a ayudar a quien la necesitaba, además de ser la partera durante muchos años. Y también recordar a Pedro Robayna (Perico). Este señor, siempre estaba atento a lo que se necesitaba en la iglesia, ya fueran las velas, cambiar los santos de lugar, prestar herramientas, y siempre con buen humor.
Mis primeros recuerdos con el mundo exterior son desde los 4 años, cuando empecé a ir al colegio siendo maestra doña Antonia Melián, que nos llenó de alegría aquella infancia en la que carecíamos de casi todo, de sus Corpus en Guatiza, con Pichichi, Angelita Ramírez etc…
Por San Antonio, se hacían las Primeras Comuniones, nos daba catequesis el sacerdote Don Santiago Godoy, que nos hacía memorizar las oraciones y la historia Sagrada. Después de la misa los niños nos dirigíamos al casino viejo donde había chocolatada y una tómbola (ésta era a beneficio de los chinitos) se vendían rodajas de batatas, bizcochos, limonadas y otras cosas que la gente aportaba, todo esto servido por las camareras que eran Yoli, Benidle, Nieves la del Morro, Merchita, Tilita Placeres, Marita Betancort, etc…
Doña Antonia nos
dejó en el 55 para irse
a Fuerteventura, pero
todas recordamos aquel
soneto tan bonito que
nos dejó:
No es fácil que me
olvide
de tan grato
recuerdo
una estancia vivida
con amor en un pueblo…
Nuestros juegos eran en la calle, jugábamos al teje, la soga, al escondite, y a las muñecas…recuerdo con cariño una que me regaló Nieves la de Tabayesco, era preciosa y se rompió de tanto usarla. Cuando se ponía el sol era la señal de terminar los juegos y marcharnos a casa, cenábamos y a la cama.
Mi segunda maestra fue doña Juanci, una maestra de las que sabían enseñar, porque sabía. Nos inició en el mundo de la lectura, unas cuantas veces al año, venían paquetes de libros al colegio y nos los llevábamos para leerlos en casa, como el Quijote, Teresa de Jesús, Fray Luis de León, Moby Dick, Guerra y Paz etc…y de vidas de Santos me quedaron pocas por leer, donde lloraba a moco tendido. También leíamos las novelas de Corín Tellado, nos las prestaba Estrellita la de Justo, con el tiempo me he dado cuenta de que Corín Tellado, en cierto sentido, fue una visionaria, donde la chica guapa, lista y pobre se casaba con el Principe Azul, como está pasando ahora en la vida Real.
Con doña Juanci también aprendimos a amar el teatro, sacaba lo mejor de cada una y a nosotras nos encantaba actuar; el elenco de actrices era largo, Sarita, Carmelina, Carmen Betancort, Epifanía, Nievitas y Amparito Delgado, María Luisa, Mari Elsa, Lita, Marita Berriel, Nievitas y Carmen Saavedra, Milagrosa, Reyitas, Carmen Guillén, Lola María, Ninita, Tita Betancort, Loli, Librada Placeres y alguna más que se me olvida.
Los domingos, a misa, y en Mayo, el rosario, rezándolo cada una su día, así se nos quedó grabado para siempre.
Con el plan Marshll (tardío) nos llegó el queso de bola y la leche en polvo (queso como ese no he vuelto a probar). España lo pagaba con las bases americanas en nuestro país, nada es gratis, todo tiene un precio. También recuerdo que al salir del colegio, algunas veces, por la Vega, veíamos venir a la guardia civil, vestida con el traje verde y el tricornio negro, y del miedo que nos daba salíamos corriendo barranco abajo a escondernos.
La primera vez que escuché la radio fue en casa de mi abuelo Pedro, algunas tardes íbamos a oírla aunque con interferencias, era Radio Tánger, con discos dedicados de Juanito Valderrama, con sus canciones La Primera comunión y el Emigrante, Antonio Molina con Soy Minero, etc… Todos sentados en corro escuchando y no valía ni hablar ni reírse. A Elvis Preysler lo escuché más tarde en la tienda de Pedro Placeres porque Fefo siempre tenía la radio puesta, sus movimientos de cadera los vi años más tarde por la tele.
Los sábados por la tarde noche se jugaba a la lotería en casa de Benigna, todos nos reuníamos allí, recuerdo que Paco, su marido jugaba con el cartón puesto para abajo, él se paseaba mientras cantaban los número, vigilándonos y cuando tenía premio decía ¡Alto!, y levantaba el cartón para arriba y tenía todos los números, eso nos sorprendía a todos. Con Paco se contaba para saber cuando se podía ir a mariscar, si había marea o no, le preguntábamos ¿cómo está el mar?, él se giraba al cielo, miraba la luna y decía: “La marea viene subiendo, o la marea está bajando”, y según él dijera, hacíamos.
A la salida de misa teníamos cine, que lo traía Luciano (un señor de Yé), casi siempre eran películas del oeste, estas películas siempre tenían el mismo tema, unos honrados colonos querían fundar un rancho en el oeste, buscaban los mejores pastos, vamos, el mejor sitio, allí se establecían y los indicios protestan porque eran sus tierras, después de un largo sufrimiento, los honrados colonos llamaban al ejército, y enseguida el séptimo de caballería hacía su aparición, vestidos de azul con botones dorados y sus viseras negras, enarbolando la bandera americana, hacían una matanza de indios y era ahí cuando nosotros aplaudíamos a rabiar y América se quedaba sin sus nativos.
Por el mes de Septiembre después de 365 días llegaba por fin la fiesta de las Mercedes (la última del verano).
Empezaba con la procesión por la mañana, con la imagen de la Virgen por el pueblo y con voladores.
Por las tardes con los ventorrillos hechos de palma, con olor a carne en adobo, a pescado en mojo, el vino, y el agua de Moya.
También estaban los helados y las ruletas, en las que se rifaban cuadros de Santos, ¡qué alegría cuando nos tocaba alguno!, aunque estuviese defectuoso.
La luchas en casa de Luis Espino, y la verbenas tarde-noche con orquesta y vocalista, sólo podías gozarte el Asalto, porque para el baile tenías que tener la edad (nunca he deseado tanto ser mayor como en aquella época).
Luego por los Carnavales venía un señor llamado Yanes de las Palmas, a casa del Señor Esteban y de ahí ya se formaban las parrandas, el movimiento de parranderos era largo: Antonio el cartero, Andrés Betancort, Salvador Clavijo, Máximo Betancort, Pedro Rodríguez, José Placeres, Emilio Clavijo, Paco Betancort, Maximiliano Castro, Jorge González, Lorenzo González, Andrés Martín etc.
Nosotras nos vestíamos de máscara y salíamos por el pueblo de casa en casa y nos daban caramelos, pero a la que no faltábamos de ir era a la panadería de Señora Faustina, que siempre nos daba bizcochón.
Ya un poco mayores los días de San Juan o de mucho calor, íbamos a la playa, teníamos un poco de escrúpulos del bañador y de la manga hueco (era un poco la censura) y además porque se usaba la mujer de piel blanca y tirando a llenita, quién nos iba a decir que las flacas y morenas acabarían gustando más.
Otras tardes de domingo, solíamos ir a Mala Arriba, mi prima Carmen y yo a casa de tía Mercedes, y nos poníamos en su ventana a ver pasar algunas personas, la guagua y algunos coches, mientras que tía Mercedes con su quiniela, que se la traía Nicolás el de la guagua todas las semanas, se ponía nerviosa cuando perdía algún partido, no por el partido en sí, sino porque la quiniela se iba al traste.
Por esa época hubo un gran acontecimiento en mi vida, nació mi única hermana, que a pesar de la diferencia de edad, siempre ha sido un gran apoyo en mi vida.
Después del verano muchas compañeras salían a estudiar fuera, conocían otras realidades, otras ideas fuera del pueblo y así se labraban su futuro mientras nosotras nos quedábamos a coger cochinilla y a las labores de la casa, y si nos rebelábamos decían: “la mujer con que sepa leer y escribir ya tiene suficiente”. Vivíamos en la España oscura, salías de la casa paterna cuando te casabas, y pasabas de la dictadura de tus padres a la del marido….y a pesar de todo, quiero agradecer a nuestros padres lo que hicieron por nosotros, lo hacían lo mejor que podían, eran tiempos duros.
Por eso me gustaría que los jóvenes, que tienen una vida tan diferente de los de mi generación, que ya no juegan en la calle porque en su habitación lo tienen todo, equipo de música, tele con mando a distancia, móvil para llamar o mandar mensajes a sus amigos, una triste repisa para algunos libros y el ordenador con Internet, es decir que ya no les hace falta salir de su habitación para nada, sólo si tienen que ir a la nevera a coger algún yogur, que alguno hasta se pensará que nacen allí, entiendan que a los de mi generación se les decía que se resignaran a su suerte, pero yo les digo que no se desanimen, que nada e imposible y del esfuerzo sale el gozo de lograr lo que uno desee, todos tenemos los mismos derechos, nadie es mejor que nadie, ¡si hasta el gobierno les paga para que estudien! Piensen que nosotros no tuvimos esa oportunidad y lo hemos pagado con creces.
Ustedes tienen otros problemas diferentes a los nuestros y muchos quieren olvidarlo a través del alcohol y las drogas; pero esa no es la solución.
Piensen en otros jóvenes, como ustedes, que también luchan por solucionar sus problemas y la única opción que tienen es salir de su tierra por avión o en cayucos, jugándose la vida en busca de un futuro mejor.
Ustedes que tienen Internet pueden mantener contactos con otros jóvenes del mundo a los que pueden preguntar por qué sufren esos países, y el por qué hay diferencias entre el primer y tercer mundo. ¿Por qué trabajan y son explotados millones de niños? ¿Qué se puede hacer entre todos para que haya igualdad?
A los que he tenido la suerte de dar catequesis les digo que me han hecho muy feliz, espero que sean jóvenes adultos de provecho, y lleven siempre de referente a Jesús de Nazaret.
Para terminar, me gustaría decir que me alegro de haber nacido en este pueblo y formar parte como todos de él, los que hemos vivido en aquellos años de carencias y vemos como ha crecido y lo bien que está nos alegramos, ojalá que siga por lo menos igual, bueno… le falta el tanatorio, pero el señor alcalde me ha dicho que pronto lo tendremos.
Les deseo a todos que pasen unas felices fiestas.