PREGONES > Pregones de Yé

 

 

Antes de empezar con este pregón querría pedirles disculpas por los fallos que pueda cometer porque estoy un poquito nerviosa.

Pues nada, vamos a empezar recordando cómo era el pueblo en el cual nací y pasé mi niñez.

Yo lo que nunca olvidaré es la miseria en que se vivía en aquella época, por no tener no teníamos ni mantas para matar el frio que había en Ye en el invierno.

Recuerdo que mi madre ponía encima de la cama el capote de mi padre que lo trajo de la guerra y nosotros nos poníamos sacos de la lista azul, luego por la mañana se guardaban debajo de la cama hasta la noche siguiente para mantenerlos calentitos.

Al levantarnos por la mañana nuestro desayuno tan solo era una pella de gofio con azúcar, eso para toda la mañana.

Cuando ya teníamos edad para ir a la escuela, a los 6 años, íbamos niños y niñas todos juntos con la maestra Doña Carmen, todavía recuerdo el 1º libro que tuvimos que era una cartilla de poquitas hojas, ya cuando nos sabíamos entero ese librito pasábamos a la enciclopedia y pobre del que no se la supiera, porque te llevabas un reglazo en la mano y te ponía de rodillas en la puerta para que te diera vergüenza, así al día siguiente te la traías aprendida de carrerilla.

La escuela antiguamente era por la mañana y por la tarde, por la mañana, salíamos al recreo y las niñas jugábamos al teje o a la estampa y los chicos jugaban al boliche o a la pelota, que se las hacía las madres con una media rota y llena de trapos.

Ya por la tarde cuando salíamos de la escuela, todos corriendo para merendar, y ésta no era más que un papel con gofio y azúcar quien tuviera, si no gofio solo, se le habría un agujerito y te lo ponías en la mano y de ahí a la boca.

Luego ya más granditas con 13 ó 14 años ya estábamos en la edad de pretender como se decía en aquella época.

Nuestras salidas no eran más que salir a pasear a la carretera y de ahí era donde los muchachos nos empezaban a echar el ojo, bueno algunos ya iban recomendados por las madres, según el tipo de categoría de familia.

Ya a los 15 años más o menos, las madres nos llevaban al baile los sábados, íbamos toda la familia a no ser el padre que se quedaba en la cantina.

En los bailes era donde los muchachos aprovechaban para hablar con las muchachas, cuando ya se hacían novios, primero moceaban en el postigo de la casa, cuando la cosa iba más enserio, se dejaba entrar, pero antes de que se fuera el sol se tenían que marchar, el hombre para la cantina y la mujer para su casa y hasta la siguiente semana.

Y si por casualidad nos encontrábamos por el pueblo ni hablar media palabra porque era muy mal visto.

Cuando ya teníamos edad para casarnos, pues el hombre era el que le pedía la mano al padre, esto se hacía en la cantina y ya luego se corrían las tres amonestaciones, a la cuarta semana se celebraba la boda y siempre se hacía en casa de los padres de la novia, se desalojaban las habitaciones principales, se decoraban las mesas con sábanas y se pintaban con flores y así se hacían los manteles. A la boda se invitaba a toda la familia y de cada casa del pueblo se invitaba al mayor.

Después de llegar de la iglesia los novios y los invitados se servía la comida que solía ser sopa de puchero y luego los postres y las bebidas que los servían los padrinos, pero lo del postre era muy curioso, no se lo comían en la boda, se lo guardaban en una servilleta y al llegar a la casa se compartía con el resto de la familia que no había ido a la boda.

Bueno, después de terminar la boda, los novios se iban para su casa, porque en ese tiempo no existía luna de miel ni siquiera se sabía lo que significaba la palabra. Ya más adelante, cuando se casó mi hermana, las chicas de su edad ya empezaban a tener luna de miel, mi hermana por ejemplo se fue a Órzola a casa de una tía, y nos contó que comió más pulpos que en toda su vida ¡ja ja!. Y las que no podrían ir a Órzola iban a casa de Eugenia en un almacén de piedra con un catre de viento, y el que tenía casa para su casa y el que no para casa de sus padres.

Ya por esa época el pueblo se iba quedando con pocos habitantes, la gente joven que no tenía trabajo y muchos familiares tuvieron que marcharse a Las Palmas a trabajar a los tomateros.

A los pocos años las familias que quedaron en el pueblo se fueron para Arrecife a trabajar a la fábrica de pescado y el pueblo se quedó más deshabitado, solo con los mayores.

En el pueblo ya no había casi juventud, y los pocos que se quedaron se iban a Haría los fines de semana a pasar el rato. Ahora ya pasado unos 20 o 30 años la escuela se transformó en una centro socio cultural donde se empezaron a celebrar las fiestas de nuestro pueblo, recuerdo que Miguel fue uno de los pioneros en colaborar con nuestras fiestas, al principio solo se hacían para la gente del pueblo que subían de Arrecife los fines de semana, más delante fue cuando entraron los jóvenes y formaron la comisión de fiestas, fue cuando empezaron a subir de categoría, con los pleybas, pases de modelos y algún cantante de fuera y así hasta día de hoy que son unas de las mejores fiestas que se celebran en nuestro municipio.

Ya dejando las fiesta atrás, hablando del nuestra gente y nuestro pueblo, ya pasado el tiempo la gente de nuestro pequeño pueblo de Yé, han vuelto otra vez a sus raíces, donde se respira aire puro y mucha paz.

Han vuelto a realizar labores de labranza, ahora es más bien como un entretenimiento, volver a recordar aquellos tiempos tan remotos y de tanta hambre que se pasó.

Yo hoy me siento muy orgullosa de haber nacido aquí en este maravillo pueblo, llamado YE. A pesar de haberme ido a buscar un futuro mejor, nunca he dejado de venir, tanto yo como toda mi familia.

Y ya para terminar, quería agradecerle a la comisión de fiestas de haya pensado en mí para hacer este pregón ya que es mi pueblo y me llena de orgullo poder dar el comienzo de nuestras fiestas. Gracias y a disfrutar de nuestras fiestas