Fuente: Guía de senderos de Lanzarote
Gobierno de Canarias
DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO
El camino de Las
Vueltas o de Los Gracioseros es
uno de los tres principales -el
de Los Salineros, el de Gusa y
el de Guinate son otros tantos-
que comunicaban la plataforma
litoral de Famara y los islotes
con el resto de Lanzarote. Estos
caminos,
antaño esenciales en la
comunicación de La Graciosa y en
la explotación de Famara, han
caído en desuso con la regresión
de las actividades tradicionales
(salinas, pastoreo...), y con la
mejora en el abastecimiento de
agua y las comunicaciones con La
Graciosa.
El camino de Los Salineros dejó de usarse hacia 1970 cuando se abandonaron las Salinas de El Río. El que conducía a las Fuentes de Gusa perdió su funcionalidad en cuanto se regularizó el abastecimiento de agua en la Isla. El camino de Guinate ha perdido su uso con la decadencia del pastoreo. El de Las Vueltas, en cambio, sigue manteniendo su funcionalidad dado que es la vía de acceso alternativo al islote de La Graciosa cuando se interrumpen las comunicaciones marítimas desde el puerto de Órzola.
La zona de El Río fue durante siglos el refugio más seguro para las naves que surcaban esta parte del Atlántico. Sus condiciones naturales y la cercanía a la plataforma pesquera del rico banco canariosahariano convierten toda la zona, incluyendo la totalidad del los islotes, en un enclave privilegiado de flora y fauna marina. El itinerario discurre por un área que ha merecido ser declarada Espacio Natural Protegido; en ella se conservan multitud de endemismos vegetales de excepcional interés natural, que viven refugiados en sus escarpadas laderas. En la franja costera se encuentran las primeras salinas de Canarias y durante siglos las más importantes (datan de mediados del siglo XV).
Recorrido
El sendero une El Embarcadero y la Playa del Risco con la carretera asfaltada más próxima, situada en la zona de Las Rositas, donde se ha acondicionado un aparcamiento. Desde este punto se conecta, a través de un camino empedrado de unos trescientos metros de longitud, con el estrecho sendero que desciende el cantil zigzageando, por un derrame lávico que suaviza puntualmente el extremado relieve del Risco, rompiendo la verticalidad del cantil superior.
Las Rositas fue una
importante área de cultivo. El
paisaje se presenta dominado por
los muros de piedra seca, en
muchos casos en mal estado por
el abandono y cubiertos por una
considerable
cantidad de líquenes en las
caras que miran al Norte. El
paisaje que se abre desde el
acantilado es impresionante, y
en días claros se consigue
distinguir los islotes del
Archipiélago Chinijo. En el
tramo de mayor pendiente, la
vegetación es fundamentalmente
la natural de la zona, con
endemismos notables, aunque algo
alterada por el pastoreo. Con un
ancho variable entre ochenta y
cien centímetros, comienza a los
350 m de altitud y baja con
pendientes medias que oscilan
alrededor del treinta por ciento,
por un terreno rocoso en la
parte superior (colada fluida),
y suelto y pedregoso por debajo
de los 300 m.
Hacia los setenta metros de altitud la pendiente se suaviza al llegar al piedemonte coluvial por donde el camino discurre en línea más o menos recta hacia El Embarcadero, al sur de la playa del Risco, punto límite del recorrido terrestre, por un abanico sedimentario recubierto, en parte, de jable (arenas marinas) y dominado por un matorral psamo-halófilo.
El sendero discurre en su totalidad por un área de gran valor natural, declarada Parque Natural el 9 de marzo de 1986 mediante decreto del Gobierno Autónomo de Canarias. Este territorio alberga una serie de exclusivos valores naturales y patrimoniales en el marco de un escenario paisajístico de impresionante belleza.
Al pie del acantilado se puede enlazar con el camino de Las Salinas de El Río o cruzar El Río en embarcación hasta La Graciosa.