Senderos

 

Fuente: Guía de senderos de Lanzarote

Gobierno de Canarias

 

 

    ORIGEN E HISTORIA
 

     Históricamente el sendero ha tenido por objeto comunicar la población de Haría, lugar de intercambio comercial obligado para los gracioseros, con El Embarcadero, en la costa de Famara, donde se embarcaba o desembarcaba para la travesía de El Río a la Caleta del Sebo, donde se ubica la población de La Graciosa. Haría era un municipio agrícola donde los habitantes de La Graciosa podían obtener los bienes de los que carecían. Era, además del centro religioso más inmediato, el lugar de residencia del médico y donde se encontraba la máquina de moler el grano para hacer gofio.

El Risco lo subían las mujeres cargadas de pescado y lo bajaban con otros bienes necesarios que iban desde productos alimenticios hasta tejidos y muebles. Así iban ellas preparando sus casas y sólo cuando las tenían «vestidas» podían casarse, por eso la edad del matrimonio estaba alrededor de los treinta años. La economía en un principio era de subsistencia y se basaba en el trueque. A veces cambiaban sal por gofio, y el dinero que sacaban del pescado lo invertían en otros productos necesarios. En Haría, las familias acomodadas daban alojamiento a las mujeres que tenían que hacer noche, pero con el paso del tiempo muchas gracioseros tuvieron allí sus casas.

El camino fue intensamente usado desde la aparición de las pesquerías canario-africanas (origen del poblamiento de La Graciosa), hacia 1880, hasta la aparición de los transportes regulares marítimos y terrestres hacia 1950, pero su origen es anterior, y con toda probabilidad fue usado por los pastores que apacentaban sus rebaños en las propiedades comunales de el Risco de Famara y La Graciosa y por los recogedores de orchilla que estacional­mente se trasladaban a la zona de El Río y a los islotes desde poco después de la Conquista. Este camino da acceso desde Lanzarote a una rada que durante siglos tuvo gran interés estratégico por su carácter de refugio naval, El Río. Navegantes de toda índole han utilizado el fondeadero de El Río para hacer escala en sus travesías, seguramente acercándose hasta los manantiales de Famara a recoger agua, por lo que es probable que desde muy antiguo se hayan transi­tado estos caminos.

      

 

 

 

 
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