HISTORIA  / Aproximación Hª Haría


 

 

Mucho se ha escrito sobre las erupciones volcánicas que tuvieron lugar entre el Io de septiembre de 1730 y el 16 de abril de 1736, constituyendo lo que es hoy el Parque Nacional de Timanfaya, designado como tal en los primeros años de la década de los sesenta. Sin embargo poco se sabría, al menos con detalle, de lo ocurrido, si no se hubiese relatado por el cura de Yaiza, Don Andrés Lorenzo Curbelo Perdomo, en un manuscrito que, según Hernández Pacheco, encontró Leopoldo de Buch en Santa Cruz de Tenerife. Se refiere a los años 1730 y 1731, pero de no ser por este cura, indica el mismo autor, sólo se tendrían algunas noticias confusas e inciertas.

 

El Obispo Dávila, que estuvo en la isla en enero de 1733 en su libro de Sinodales, publicado poco después de las erupciones (1737), parece que toma nota del manuscrito de Curbelo Perdomo y hace una relación de los lugares destruidos, pero es el relato de cura el que da idea de lo que realmente fue la erupción. Hernández Pacheco transcribe en su obra dicho manuscrito tal como aparece recogido por Leopoldo de Buch, que visita la isla en otoño de 1815, donde se detalla lo que acontecía y el día que tenía lugar.

 

Hechas estas breves referencias podríamos preguntarnos ¿qué relación tienen estos hechos con Haría?

 

No directamente, pero si de alguna manera, como parte integrante de la isla. Los movimientos sísmicos que acompañaron a las erupciones tuvieron su consecuencias en Haría, como se desprende de un documento firmado el 9 de marzo de 1796 por el Teniente capitán de milicias y vecino de Haría Don Ambrosio de Socas Clavijo, quien actúa como testigo en un expediente referente a la Capellanía fundada el 2 de septiembre de 1773 por Don Miguel Agustín de Mendoza, venerable cura de la iglesia parroquial del Lugar de Haría (presentado por Don Domingo de la Cueva y Saldibar, capellán de la referida Capellanía, beneficiado de la parroquia matriz de Ntra. Sra. de Guadalupe y ex cura de la Ayuda de Parroquia del Lugar de Haría- documento de 19 de julio de 1792).

 

Se trata de acreditar que no se ha podido cobrar cantidad alguna con cargo a las fincas afectas a la Capellanía.

 

Se dice que Ambrosio de Socas hizo juramento bajo su palabra de honor en la forma que previenen las Reales Ordenanzas, ofreciendo decir verdad y señalando que los productos de la Capellanía, de la que el declarante ya hace exposición, son tan cortos que al no tener afianzada su sustentación en otros auxilios no podría en manera de servirle de congrua, pues unas misas son incobrables, otras se han perdido con los movimientos que causaron los volcanes y las que cobran son las menos y a fuerza.

 

A la perdida de las fincas, como una de las causas de no haberse cobrado el producto de la Capellanía, se refiere también, en su declaración, el escribano público Tomás Rodríguez Dumpiérrez Cabrera, quien había tenido a su cargo la cobranza de los bienes afectos a dicha capellanía.

 

El objeto de este apartado es concretar como Don Andrés Lorenzo Curbelo Perdomo, autor del Diario manuscrito de las erupciones de 1730-36, fue vicario de la Isla y cura de Haría durante unos veinticinco años.

 

Teníamos la creencia, por algunos datos ocasionales, que el Sr. Curbelo Perdomo había ejercido su ministerio sacerdotal en Haría. Bajo tal consideración se preparó una nota para un pregón de las fiestas de San Juan y como tal se manifestó.

 

Posteriormente con ocasión de otro pregón, también con motivo de la festividad del patrón de Haría, se desmentía esta afirmación en la creencia de que el mencionado cura había marchado a Las Palmas y no al pueblo de Haría, con la percepción errónea, además, de que se trataba de Andrés Curbelo, también cura de Haría, quien sustituirá a Andrés Lorenzo Curbelo Perdomo en la parroquia de la Encarnación del Lugar de Haría.

 

Pero esta apreciación en nada contradecía lo primeramente afirmado, pues muy bien podría haber marchado a Gran Canarias tras las erupciones volcánicas, lo que parece confirmarlo las fechas de su relato, y regresar al valle de Haría, donde efectivamente estuvo entre los años 1740 y 1765, e incluso alguno más, es decir hasta su fallecimiento, siendo enterrado en la iglesia de la Encarnación de dicho pueblo.

 

La referencia a su marcha a Gran Canaria la recoge Eduardo Hernández Pacheco, en 1909, de Leopoldo de Buch, 1815, quien decía que "perdida la esperanza por los habitantes de Yaiza de verse libres de las devastaciones de los volcanes, decidieron emigrar, y con su cura Curbelo embarcaron para Gran Canaria".

 

Agustín de la Hoz, en nota a pie de página de su obra "Lanzarote", hace mención al Diario o crónica del Cura de Yaiza y que fue encontrado por Leopoldo de Buch en Santa Cruz de Tenerife, considerando que acaso allí fue dejada cuando el cronista emigró con vecinos de Yaiza atemorizado por el volcán.

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ANTONIO  BERRIEL PERDOMO

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