Historia / Referencias históricas

 

Fuente: La Hoja del Municipio de Haría nº 477

La evolución de los medios de la antigua sociedad, en cuanto se refieren a las comodidades o facilidades en el hogar actual, han evolucionado en los últimos sesenta años, de una forma tal que en nada se parecen los antiguos medios, comparados con los que tenemos ahora, y eso naturalmente para bien, dejando atrás los modos ancestrales anclados en la pobreza y en la falta de tecnología, para convivir con la tecnología.

Para empezar digamos que en los tiempos más remotos ni siquiera existía el fuego, ya que se desconocía, y luego se fue descubriendo la chispa a raiz del rozamiento de dos piedras, pero esta chispa había que recogerla en algo que formara llama, ejerciendo también su papel la madera y en especial la madera de tea u otras resinosas, y así mucho más tarde apareció la yesca, que se encendía a través del pedernal, y más tarde surgió la mecha, en que se recogía la chispa que se generara.

Pero digamos que para preparar y guisar las comidas en los hogares o en otros sitios, hacía falta contar con la leña suficiente, pero esta leña no estaba a mano y había que buscarla y transportarla para casa o lugares concretos.

Todavía recordamos los que tenemos ya unos buenos años, de ver pasar por nuestras calles y tuchirse el camello delante de nuestra propia casa, y es que nuestro padre ya había encargado al camellero encargado de transportar la leña hasta el domicilio particular, que se le pidiera.

Antes de que los camelleros transportaran esa leña a domicilio, que eran muchos los que estaban dedicados a ello, y recordemos a Juan Zerpa Perdomo, como camellero, y tantos otros, en la zona de Máguez y otros lugares, había que recolectar esa leña en la zona del Malpais especialmente, donde se picaba la leña por los llamados leñadores, picadores de leña o leñeros, y demos sólo una muestra de Máguez, como Juan Torres Martín, y es que se iba recopilando por ellos, matas de arbustos como la tabayba, el verol, la higuerilla, el bobo y también la Ahulaga, aunque ésta mas bien para hornos.

Antes y hasta los años de 1950 había leñadores profesionales, que se quedaban algunos días en el propio Malpais, en una choza que solían prepararse para ellos y a veces para algún familiar que le ayudaba.

En los años de 1940 y 1950, funcionaron con bastante efecto unos artilugios que se denominaban cocinillas o infiernillos, a base de petróleo, con fuelle y destupidor.