HISTORIA/ Datos históricos


 

Presidente desde 23-04-77 hasta 10-10-78

Fuente: Actas de Constitución Excmo. Cabildo Insular de Lanzarote

SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL PLENO DEL DÍA 23 DE ABRIL DE 1977

En el Salón de Sesiones del Excmo. Cabildo Insular de Lanzarote, a veintitrés de Abril de mil novecientos setenta y siete, bajo la Presidencia del Ilmo. Señor Don Francisco Gómez Ruiz, se reúnen los Señores Consejeros Don Juan José Santana de León, Don Fernando Curbelo Fernández, Don Francisco Spínola González, Don Andrés Pallarés Padilla, Don Agustín Acosta Cruz, Don Carlos Ma­nuel Lahora Arán y Don Macario Caraballo Martín, asistidos por el Secretario General de la Corporación Don Emilio González y González y con la presencia del Señor Interventor de Fondos accidental Don Rafael Acuña Morales, para celebrar sesión extraordinaria del Pleno de la Corporación en primera convocatoria.
Excusan su asistencia los Señores Consejeros Don Francisco Ca­brera Matallana y Don Segundo Rodríguez González.
Siendo las diecinueve horas treinta y cinco minutos el Señor Pre­sidente declara abierta la sesión, leyéndose por el Secretario, el enunciado del único asunto a tratar en esta sesión extraordinaria, según figura en el Orden del Día circulado oportunamente, y que dice así: «Renuncia al cargo de Presidente del Excmo. Cabildo Insular, dada la condición de inelegibilidad de conformidad con lo establecido en el artículo 4.2 del Real Decreto Ley de 18 de Marzo de 1977».
A continuación, el Presidente Don Francisco Gómez Ruiz pro­nuncia las siguientes palabras:
«Valga la confesión primera de que llegué a esta Corporación, primero de Consejero y luego como Presidente, sin quererlo y sin preponérmelo, aceptando por una serie de motivaciones y porque era, y sigo siendo consciente, de que todo ciudadano tiene la obligación de participar en la vida política de su país, de acuerdo con su ocupación social y dentro del ámbito que le ha tocado vivir. Y he empleado el término política, en su más pura, noble y trascendental acepción: De participación en las tareas ciudadanas, de preocupación por los problemas de la comunidad, de inquietud y búsqueda de soluciones eficaces.
He sido consciente de este deber y he querido siempre ser consecuente con el mismo, y nunca he pretendido plantearme este servicio, como etapas de ascenso en mi interés personal.
Y puesto que llegué a esta Corporación siendo Consejero, me propuse, desde el principio, llegar a una estrecha unión y acercamiento de todos; en la idea de que el noble diálogo sería útil y que este Cabildo podía ser el logro y el encuentro de todos, para en favor de la Isla hacer una auténtica política en defensa de sus intereses.
A ello, vine, en eso estaba y en ello continúo.
Llevo seis años en el Cabildo, la mitad de los cuales he consumido como Presidente de la Corporación, y en todo momento he procurado servir con toda honestidad y responsabilidad los intereses de la Isla, que son los de España, y en cualquier otro lugar en que me encuentre, continuaré con el mismo espíritu de servicio.
Si dentro del sistema político administrativo general, el ente natural es el Municipio, nuestro Archipiélago, por su especial configuración, hace de todas y cada una de las Islas un Ente Natural, perfectamente definido, con sus peculiaridades y características propias.
De aquí el feliz hallazgo e institución de los Cabildos, como reconocimiento expreso de la necesidad de un tratamiento específico derivado de la insularidad, y donde el Cabildo es el legítimo y auténtico representante de los intereses de cada una de las islas.
Y ésto, que por sabido parece tópico, merece la pena, sin embargo, recordarlo, porque ocurre que, en la mayor parte de las ocasiones, se olvida o quiere ignorarse; y la voz de las Islas mal llamadas menores, carece del eco y resonancia suficientes para que se escuche y sean atendidas. Y sus problemas quedan diluidos en el amplio espectro de los problemas planteados a niveles provinciales y centrales, dejando así de recibir el tratamiento específico que precisan.
Nunca he pretendido un trato preferente o de privilegio, pero sí el específico y adecuado que los problemas peculiares y propios de la Isla precisan.
Como se indica en el Estudio sobre el Régimen Administrativo Especial para Canarias, cada habitante del Archipiélago se siente, al tiempo que canario y español, hombre de su Isla, a cuya conciencia no renunciará nunca.
Y esta verdad tan incontrovertible la he querido siempre hacer mía. Junto a canario y español, me he sentido visceralmente hijo de mi tierra, Lanzarote, donde he enterrado a mis familiares, me he casado, han nacido mis hijos, y año tras año he ido dejando jirones de mi vida.
Nunca he querido ser motivo de discordias, desunión o insolidaridad. Pero tampoco podía renunciar a la obligación que como Presidente del Cabildo de Lanzarote y por convicciones propias tenía, el ineludible deber de defender: el reconocimiento y defensa de nuestros intereses y derechos; nuestro propio ser y entidad. He querido, en una palabra, que Lanzarote, tomara conciencia de ella misma y se despojara de su complejo de inferioridad.
La tarea podría parecerle a algunos ingenua, con un final previsible, de eficacia o resultado nulo. Pero de cualquier forma era un camino, un testimonio, que estábamos en la ineludible obligación de dar.
Por imperativo legal, y para presentarme a las elecciones, me veo en la obligación de dejar la Presidencia de este Cabildo. Y he toma­do esta decisión, lo confieso, no sin larga meditación, y como una nueva etapa de servicio en la Isla.
Interrumpo un camino para iniciar otro nuevo, de resultados imprevisibles, pero guiado por el mismo afán de servicio a la Isla; y por supuesto, sea cual fuere el que salga elegido, la Isla tendrá, por fin, un legítimo representante, y podrá escucharse la voz de Lanzarote.
Dejo el cargo de Presidente del Cabildo, pero continúo siendo Consejero de este Cabildo y de la Excma. Mancomunidad, y continuaré, en tanto la Corporación me dé su beneplácito, en el servicio de ambas funciones, cumpliendo con los deberes que tales cargos implican, con el mismo espíritu de trabajo y servicio que me ha guiado hasta ahora.
Cuando me hice cargo de esta Presidencia, quise democráticamente, que fueran los propios Consejeros quienes decidieran cuál de ellos debía ostentar la Vice-Presidencia; decisión ésta que acepté, y a quien ahora, en estas circunstancias, de dimisión en mi cargo, de conformidad con la Ley, le corresponde asumir el cargo que hoy dejo.
Sólo me resta agradecer a todos, compañeros de Corporación, funcionarios, personal del Cabildo, Autoridades Insulares y Provinciales y de la otra Provincia hermana, las innumerables muestras de amistad, trabajo y comprensión que han tenido conmigo durante mi mandato. A todos muchas gracias».
Terminado el anterior discurso, en uso de la palabra el Conseje­ro Don Andrés Pallarés Padilla, quien pide que su intervención conste en acta como voto particular, da lectura del siguiente texto:
«Manifiesto mi total desacuerdo con la dimisión presentada por el Presidente Señor Gómez Ruiz, quien sin la antelación suficiente y la consulta previa con la Corporación, después de habernos embarcado en un enfrentamiento con la Mancomunidad, en bases a unos razonamientos que siempre creí estaban fundados en la legítima e indeclinable defensa de los intereses de la Isla de Lanzarote, nos sale ahora con una decisión que opino va en contra de esos intereses en uno de los más difíciles momentos por que atraviesa nuestra Isla.
Las más elementales normas de compañerismo, dentro de una Corporación que está para defender los sagrados intereses del pue­blo lanzaroteño, imponían una consulta previa con la Corporación, para aclarar conceptos y designar entre todos, a la luz de las actuales circunstancias, la persona más idónea que debe ocupar accidentalmente la Presidencia ante el hecho consumado. Como Consejero y responsable en la parte que me atañe cara al pueblo, me manifiesto totalmente en contra de posturas personalistas y antepongo por encima de todo los intereses generales de la Isla a cualquier otra consideración. Por lo tanto, me opongo a esta dimisión que considero inoportuna, así como a la forma de sucesión establecida.
En conciencia mi obligación es servir al pueblo y sólo a él me debo y a él rendiré cuentas».
Sometida a votación la renuncia al cargo del Presidente Don Francisco Gómez Ruiz, la Corporación con el voto en contra del Consejero Señor Pallarés Padilla, ACUERDA aceptar la renuncia o dimisión del Presidente del Cabildo haciéndose cargo de la Presidencia el actual Vice-Presidente Don Agustín Acosta Cruz.
Finalmente se acuerda por unanimidad agradecer al Presidente dimisionario los servicios, prestados a la Corporación y expresarle el respeto y consideración de todos los Señores Consejeros.
Cumplido el objeto de la reunión, se levanta la sesión siendo las veinte horas, de todo lo cual, como Secretario, certifico.