Historia / Referencias históricas
Fuente:
Programa Fiesta San Juan
1996
Si nos remontamos a la antigüedad más remota de nuestros antepasados guanches, digamos que en principio no habrían problemas para alimentarse puesto que los habitantes eran pocos, mientras los mariscos eran muchos en nuestras costas cuando arribaron a estas latitudes a través de la antigua Berbería, siendo éste su principal alimento, apareciendo luego la ganadería y la agricultura como medios de vida.
Los antiguos guanches fueron evolucionando hasta valerse de sus peculiares "Queseras", consistentes en una gran piedra labrada adecuadamente para elaborar o transformar sus alimentos, con dudosa interpretación, existiendo en nuestro entorno de la zona de "Los Jameos del Agua", la dénominada "Quesera de Bravo", descubierta en 1960 por el vulcanólogo D. Telesforo Bravo Expósito y el ex-alcalde de Haría D.Mariano López Socas.
Después de la conquista del año de 1402, la población va utilizando diversos medios para la elaboración del gofio, considerado como principal alimento de nuestro entorno hasta los años 50, en que apareció con fuerza el pan para sustituirlo progresivamente hasta convertirlo en un alimento residual.
Para la elaboración del gofio, nuestros mayores se valieron de diversos instrumentos que van desde el molinillo de mano, éste más bien para hacer frangollo y natillas, pasando por las tahonas, tiradas a camello y burro, los molinos de viento, y finalmente las denominadas "molinas de fuego", que eran a motor. En nuestro municipio hubo una gran proliferación de todos estos elementos, y por cierto, ya no funciona ninguna de estas maquinarias en nuestro entorno. También se utilizaba mucho el "mortero", en piedra, paramajar el millo preparándolo para hacer el sabroso "caldo de millo".
Pero vayamos a otros alimentos, aparte de los indicados anteriormente, que también fueron importantes en nuestro entorno insular, como la matanza de cochinos, en que casi todas las casas criaban al menos uno al año, de cuyos animales se aprovechaba todo, aparte del producto del ganado en general como queso, la leche y los huevos. También estaba la fruta tanto fresca como pasada de las higueras y de las pencas. Además de la caza de conejos y tambíen en épocas la pardela.
En buena parte de las casas de nuestro municipio había una pequeña bodeguita, escondida la mayor parte de las veces en el pajar para que no la viera el Guardia Municipal y de esta forma evitar pagar impuestos, y así los hombres y algunas mujeres que se levantaban a diario muy tempranito para ir al campo, se tomaban una buena "Rala de Vino" como desayuno, que consistía en poner medio litro de vino más o menos en una taza, a la que se le agregaba el gofio suficiente para dejar una mezcla rala que luego se bebía, y si se ponía dura se le agregaba más vino, aunque a veces se empleaba la cuchara, y así la gente se iba calentita para el campo. Los que no tenían vino para hacer estas ralas, se conformaban con desayunarse algunos con leche cruda y calentita principalmente, pero otros menos pudientes, con una denominada "taza de agua" que era una taza de agua caliente de pasote, con gofio y azúcar y algunas lascas de queso. Como resulta que la mayor parte de la gente se iba al campo a trabajar y las distancias a veces eran muy grandes, se llevaban la mochila con los alimentos que pudieran tener cada uno para el almuerzo, y ello consistía principalmente en el gofio como alimento básico, agua para beber y amasar el gofio por cierto con un zurrón y se daba muchas veces la circuntancia de que si se ponía todo el gofio a amasar, si se producía un descuido y se le ponía más agua de la que llevaba, quedaba muy rala la mezcla y no se podía sobar y hacer los "puños o pellas de gofio", y algunas veces había que poner este zurrón abierto "al solito" por lo que se solía llevar dos zurrones, uno para amasar y otro para reserva.
Eran muy interesantes las matanzas de cochinos, que solían llevarse a cabo en domingos, invitándose a las personas más allegadas y se comía y bebía y todos contentos, uno con el cuchillo en mano para matarlo, otro con una palangana para recoger la sangre, otros preparados con una ahulaga para quemarlo, con cuidado especial a las pezuñas y orejas, y otros con unas piedritas horneras para pasar toda la piel, y luego se pasaba el cuchillo para afeitarlo y finalmente se le daba el golpe de gracia "juchándolo", sacándole las tripas que se aprovechaban, bien limpias con la sangre, para hacer morcillas, las asaduras, el machacado de huesos, la separación del tocino de la carne, salando todo y poniéndolo a destilar sobre una mesa grande durante tres días, pero el día principal lo más importante era el "Caldo Ajogao", y algunos asaban un poco de carne. Luego de las bañas se sacaba la rica manteca y los chicharros residuales, y algunos hacían chorizos.
La comida más fuerte del día se preparaba para la noche normalmente, que era cuando todos estaban en la casa, y así se preparaban los pucheros de garbanzos con carne de cochino, a veces con "gofio revuelto", muy sabroso. También los potajes de lentejas, chícharos, judías, arbejas, y otros, y algunas veces habían que comer "caldo de papas", que gustaba poco, porque se decía que era muy liviano y hacía soñar toda la noche.
Se solía también comer los higos frescos mojados en gofio, e incluso en manteca, aunque más bien los higos pasados. Era muy peculiar para refuerzos a media mañana y media tarde, o en comidas las "pellas, puños o pelotas de gofio", mediante el amasado del gofio en el zurrón, agregándole aceite, azúcar, lascas de queso, e incluso a veces leche, miel, manteca y chicharros.
Digamos finalmente, que el Día de Todos los Santos, o sea el uno de noviembre era muy respetado, ya que ese día era el que abría el acceso a las bodegas con los vinos nuevos, así como a las frutas pasadas de higuera y de penca (higo porretos), lo que se acompañaba con el comienzo de la matanza de cochinos.