Historia / Referencias históricas

 

Fuente: Lancelot 19-09-03

La caza, la pesca y la marisquería, han sido desde siempre un buen apoyo en el aporte alimentario de nuestros mayores y antepasados, pero más en los tiempos más remotos, cuando eran muchos los elementos a coger y menos el número de cazadores y pescadores, cuyos tiempos las gentes de ahora consideran que "esos eran tiempos normales", catalogando de anormales los que ahora nos ha tocado vivir, ya que no se puede cazar, mariscar o pescar si no se tienen los permisos o licencias suficientes, mientras que antes todo era libre.

Antiguamente había mucha hambre y miseria en estas islas y por eso había que emigrar para mejorar la situación, pero la estancia aquí había que adaptarla a las circunstancias.

Antes solían cazarse los conejos con perro y hurón en cualquier parte de nuestro entorno, y a cualquier hora, pero más tarde, ya en los años 40 se exigía la licencia de caza y entonces los cazadores solían cazar de noche para ver si escapaban, pero la Guardia Civil a veces los cogía cazando; mientras por otra parte, también por el día había que trabajar y era la noche la que estaba libre para cazar. Más tarde vinieron las escopetas y sus licencias y todos los requisitos.

En cuanto a la caza de la pardela, igualmente era libre en todo el territorio e incluso la gente se iba a los islotes como Alegranza, La Graciosa y Montaña Clara, aunque controlada por los dueños de las zonas, pero se cogían pardelas a montones y se vendían libremente y se metían en garrafones u otros boticicos y se hacían "líos de 25 pardelas", pudiendo destacarse a los cazadores que tenían la exclusiva de la caza en la isla de Alegranza, que se cogían y vendían por miles.

Pero aparte de los islotes, también se cazaban muchas pardelas en las zonas de nuestros riscos, donde muchos perdieron la vida por los consiguientes peligros, y también los malpaíses, pero eran muchas las zonas para cazar.

La pesca y marisquería también cubrieron un renglón importante en la alimentación, igualmente libre y sin permisos y así eran muchos hombres los que faenaban en la orilla del mar con su caña de pescar o liña cogiendo viejas y lo que cayera, como algún mero, pero más importante era la gama de marisquería y así eran muchos los que se preparaban su "gena" y se iban a mariscar a la "Mar de Arriba" o a la "Mar de Abajo", aunque la de amba era más temida, pero se notaba desde lejos si había calma o tempestad porque si estaba "mala", la mar emite esos "ronquidos", propios de la tempestad y significaban un aviso de que no se podía ir al Norte, y lo mismo en el Sur, pero era más fácil de controlar este entorno.

Eran muchas las morenas, los pulpos, las viejas, las jareas, las lapas, los burgaos, las almejas y mejillones y era muy corriente ver detrás de las casas a personas con su liña tendida "joriando" las moscas para que no se posaran porque traían bichos. También teníamos muchos pejines, gueldes y esas botellas de escabeche, con un gran trabajo de sacar los burgaos.