Historia / Referencias históricas


 

           

            Le gente debe situarse siquiera de toca y pasa, en una situación antigua, que ni lo es tanto, ya que hasta los años de 1950, no  habían bancos en la isla de Lanzarote, y el primero empezó a dar sus primeros pasos muy tímidamente, instalándose  el Banco Hispano Americano en la Calle Real de Arrecife, contando con corresponsales en los pueblos cabeza de Municipio, y la gente, cuando tenía que pedir un préstamo, a cuyo medio se acudía cuando había una gran necesidad, porque se prolongaba la situación, guardando los ahorros debajo del colchón, debajo de una laja, y en un calcetín, se iba a casa de algún prestamista que hubo en la antigüedad en todos los pueblos, porque había muy poco dinero circulando y no era muy fácil conseguir un préstamo. Se sabe que muchas personas murieron  con su dinerito tan bien guardado, que se llegaba a perder.

               Hasta los años de 1950 el tipo de interés que regía como normal, era el de un ocho por ciento sobre el capital recibido, y éste quedaba reflejado en los pagarés como legal, ya que no se permitía un tipo más elevado, aunque a los prestamistas les parecía muy bajo este tipo, y llegaron a elevarlo hasta al 15 por ciento y hasta a más, y se idearon el hacer el pagaré por un año, con todos los intereses del año incluidos, y aparecían como que no tenían aplicación de interés alguno, y así muchas personas se arruinaron, porque decían que el interés les  comía al capital.

            Antes, el hacer un pagaré era muy corriente, y se vendían los impresos en casa de Antonia la del Puente, y los prestamistas se buscaban una persona que les rellenara los impresos y les sacara la cuenta para incluir los intereses en el capital sin que se notara la usura que se quería aplicar.

            De entre los prestamistas de Lanzarote había uno que sobresalía en los años de 1940-1950,  Don Segundo Perdomo Ramírez, con un corredor, aparte de algunos otros.

            Pero dentro del mundo de los prestamistas, se sabe de que algunos no llegaron a jugar bien, y se daba el caso de que el prestatario se iba a la casa del prestamista para liquidarle, y la familia le decía que no estaba en el momento, y que volviera mañana, y en un caso se fue al día siguiente a pagar al prestamista, y le dijeron que el pagaré ya estaba vencido, y así se quedaron algunos prestamistas con fincas que eran flor y nata, y carne, en este caso por un engaño descarado, entre gente del pueblo, muy conocida.

            Son muchos los prestamistas que habían en todos los pueblos, pero hagamos sólo una referencia de ellos, y mencionemos de Haría, a Antonio López Fontes, Juan Betancor López, Lázaro Socas Clavijo, Lorenzo Perdomo Figueroa, Dolores Socas Clavijo, Andrés Bonilla Luz, y  Juan Perdomo Figueroa, de Máguez, José Manuel Feo Barreto también de Máguez, y de último estaban como únicos que quedaban, Mercedes Perdomo Socas y Pedro Perdomo Socas. Parece que había familias que llevaban el predominio de prestamistas en los pueblos. Muchas deudas no  llegaron a cobrarse.

            Los pagarés tenían sus plazos de vencimiento, normalmente un año, y en algunos se trababan algunas propiedades concretas, a medio de garantía o hipoteca, y algunos de estos compromisos eran a nivel privado y en otros casos documento público.

 

 

 

 


GREGORIO BARRETO VIÑOLY