PUEBLOS: Punta Mujeres
Fuente: Jable nº 56- marzo 2016
Texto y foto: Iriada Blanco
Estoy viviendo en Punta Mujeres, pueblo ubicado al noreste de Lanzarote, donde quisiera que transcurriese mi vejez. Investigando el origen de su nombre, encuentro que, probablemente deriva de un hecho histórico: "El 14 de enero de 1537 zarparon de San Lucar de Barrameda unas naves españolas con destino al Nuevo Mundo, pero cuando la flota se encontraba en aguas de Lanzarote fueron abordadas por unos buques de guerra franceses que raptaron a las mujeres y las retuvieron durante unos días, hasta que decidieron abandonarlas desnudas por este litoral. Este hecho sería motivo suficiente como para que el lugar tomara el nombre de las infortunadas mujeres", dice Pallares. Este topónimo coincide con el que registra Gregorio Barreto -cronista de Haría-, aunque ambos coinciden en afirmar que existen muchas otras versiones: que el nombre se debe a peñascos de esta isla volcánica que tenían forma de mujer; o que las grandes rocas sirvieron de paraban para que las mujeres se resguardaran al momento de desvestirse para tomar un baño, en épocas en que hombres y mujeres se refrescaban por separado. Como no existe una versión cierta y comprobable, he derivado la mía que deviene de la observación y la percepción de lo poco que allí he vivido: mujeres, mujeres, mujeres. No sé si son descendientes de aquel infortunio pero son tan valientes y aguerridas que yo he decidido que sí. Y venga esta historia a alimentar las múltiples versiones del nombre. Lo que sí es cierto es que estas mujeres casadas, viudas, madres, hijas y abuelas desprenden valentía; son luchadoras y trabajadoras. Me recuerdan a la Caracas de hace años cuando todo se repartía en la manzana: calabacines, papas, vinos y otras delicias de una casa a otra y, como en todo pueblo, pequeñas vivencias se convierten en grandes eventos. Y eso, es la felicidad. Mujeres con sus dramas y alegrías. Aquellas mujeres de la historia abandonadas desnudas por los franceses, tal vez fue la única prenda que conservaron. Y éstas, sus descendientes, son mujeres pudorosas, tal vez para reivindicar a aquellas. Un día me encuentro a Dolores, a sus 81 años, cuenta que, de joven, era la mejor pulpera de Punta Mujeres. Pienso que tenía una pulpería pero en el desarrollo de su historia, dice que buceaba a pulmón por la costa sacando pulpos, unos para comer, para vender o regalar. Todo se ha cumplido y vivir en una pequeña casita cerca del mar es exactamente como lo imaginaba: café contemplando las olas; caminar frente al mar. Sin horarios, sin bullicio... Y todos los placeres de la vida: como por ejemplo, zambullirse y lavar las penas en cualquiera de las piscinas naturales en las cuales la bravura del océano es frenada por lava volcánica; lugar escogido por estas damas para hacer la fotografía.