Geografía/ Macizo de Famara
Fuente:
Naturalia Hispánica nº 22 - Año
1982
Los Riscos de Famara (Lanzarote,
Islas Canarias) Breve
descripción y Guía florística
La
denominación «Riscos de Famara»
se propone como término
geográfico que abarca el
complejo de acantilados
orientados hacia el mar, desde
sus comienzos al este de la
Caleta de Famara hasta el Valle
Chico (entre la Punta de
Fariones y Órzola), del norte de
la isla de Lanzarote. Esta
franja, de entre 15 y 18 km. de
largo, pero de anchura variable
(entre 0,5 y 2 km. de proyección
directa), está caracterizada por
riscos y peñones en su parte
alta, que, con las Peñas del
Chaché, alcanzan 671 m. sobre el
nivel del mar; la altura media
del filo podemos situarla entre
475 y 500 m. sobre el mar,
aproximadamente.
La parte suroeste y noroeste de
la franja marítima está formada
por llanuras anchas de simple
topografía. Esta franja
accesible está interrumpida en
la parte central y en el extremo
norte por acantilados sumamente
pendientes que se acercan a la
costa inmediata dando la
impresión de pendiente vertical.
En la zona noroeste se sitúan
las Salinas del Río, de fácil
acceso para pequeñas
embarcaciones, desde la Caleta
de Famara, desde Órzola y desde
la Caleta del Sebo, en La
Graciosa.
Senderos hoy en día poco
transitados comunican el Valle
de Guinate y la Vega Chica (cerca
de Yé) con Las Salinas, y con la
carretera de Órzola, que es la
vía de comunicación más cercana
entre La Graciosa y Lanzarote.
En días claros la vista desde el
Mirador y sus cercanías hacia el
norte suele ser impresionante,
ofreciendo un panorama insular
que abarca La Graciosa, con sus
arenales extensos, y las islas
montañosas Montaña Clara y
Alegranza en el horizonte.
Los acantilados de Famara (como
los subsiguientes)
geológicamente son muestras de
actividades volcánicas antiguas
afectadas por la erosión de
muchos siglos. Derrumbes
parciales suelen ocurrir durante
y después de cada lluvia de
consideración. La edad de estos
riscos se calcula entre doce y
quince millones de años, muy
aproximadamente. Acerca de la
geología de los mismos se
recomienda ver los estudios de
E. Hernández-Pacheco (1910), T.
Bravo (1964), H. Hausen (1959) y
J. M. Fuster et al. (1968).
Muchos de los datos parciales
fueron reunidos y revisados por
H. U. Schmincke
(1976).
En cuanto al clima de la zona
apenas existen datos algunos. En
rasgos generales podemos decir
que las llanuras marítimas están
caracterizadas por temperaturas
elevadas y la escasa lluvia
acostumbrada en zonas
semidesérticas; la composición
florística corresponde a estas
condiciones. Los riscos elevados,
aunque no alcanzan la altura de
las nubes del alisio, tan
conocido en las islas centrales
del archipiélago, gozan de la
casi permanente bruma del mar,
con neblinas frecuentes y
humedad atmosférica elevada; es
allí donde se concentra la
vegetación más rica en número y
especies, y la más interesante.
La cantidad anual de lluvias
mensurables en estos acantilados
se puede estimar en 250 a 300
mm. La oscilación térmica puede
variar entre 10 a 12 y casi los
40° C. Los vientos del noroeste
son frecuentes.
Las condiciones ecológicas
generales de estos Riscos de
Famara son semejantes a las de
los Riscos de Jandía, en el sur
de Fuerteventura y a más de 160
kilómetros de distancia de los
primeros.
Aunque existen proyectos
absurdos de urbanizaciones en el
filo de estos riscos, hasta la
fecha las construcciones
quedaron retiradas de los mismos;
la construcción del restaurante/mirador
(del Cabildo Insular), situado
casi en el extremo noroeste de
la zona, quedó adaptado al
paisaje.
En cuanto a las actividades
agrarias, aún queda,
lamentablemente, el pastoreo de
cabras no controlado, con su
discriminación selectiva (especies
de valor forrajero) y las
consecuencias del repetido
pisoteo.