- Camino: Guinate - Gallo -Máguez -
Geografía/
Senderos
Fuente: Haría Bosquecillo
Cabildo de Lanzarote: Casa de los Volcanes
FLORA
La vegetación que nos vamos a encontrar a lo largo de este sendero es la típica de todo el macizo de Famara, perteneciente al ecosistema de matorral costero: tabaibal, aulagar, inciensal y tuneral. Tras las épocas de lluvias también nos podemos encontrar una gran variedad de flores silvestres.
Abundan en todo el sendero las
de forma masiva las vinagreras
acompañadas de algunas tuneras,
escaseando estas últimas a 1 km
de distancia del inicio,
aproximadamente, donde nos
encontraremos con una vegetación
algo más pobre.
La vinagrera es una
planta colonizadora muy
prolifera que ha terminado
asentándose en los nichos de las
propias especies de la isla,
poniendo en peligro de extinción
muchos endemismos. Son las
vinagreras arbustos
siempreverdes y abundantemente
ramificados desde su base,
aprovechándose como planta
forrajera para las cabras, llegando
a cultivarse con tal fin en la
Isla. Aseguran los campesinos
que la mejor manera de cuidarse
la garganta y tener una buena
voz consiste en masticar de vez
en cuando algunas hojas de
vinagrera, que dejan un sabor
ácido y sensación rasposa en el
paladar.
La tabaiba dulce es una especie endémica de Canarias, y ha sido elegida como símbolo vegetal de Lanzarote, esta junto con la aulaga, son personajes característicos de nuestra isla, pero en este sendero no proliferan demasiado.
La palmera canaria, elegida como símbolo vegetal de Canarias también está presente y si prestamos atención podremos descubrir al verol o verode, también un endemismo canario y a la pitera que sólo aparecen en algunos tramos del sendero. Casi a la mitad del recorrido nos sorprende un campo de cañas, estas junto con las tuneras son vestigios de antiguos cultivos de la zona.
A lo largo de todo el sendero, a los lados del camino y en los prados interiores podemos observar un gran número de flores silvestres, destacando por su abundancia el tojio, la estornudera, rabo de cordero, cabezote y la cerraja con sus flores amarillas; aparece también la lavanda formando extensos campos violáceos, y como no, la siempre peculiar amapola en sus dos tonos: rojo y violeta.
La amapola es una de las plantas más conocidas en todo el mundo, especialmente por ser una de sus especies la productora del opio. Las flores crecen solitarias al final de los tallos, cada una con cuatro pétalos, que se manchan de negro en su base. De sus semillas se obtiene un aceite comestible, que también se emplea para fabricar barnices y jabones.
Aparte de toda esta flora silvestre están las zonas de cultivos entre los que destacamos: la parra, la papa y en pequeña cantidad, la cebada.