- Sixto Viñoly Hernández -
PUEBLOS: Órzola
Fuente: Alternativa Democrática de Haría
Nº 5- Abril-Mayo 2002
D. Sixto Viñoly Hernández. Maestro artesano, Órzola, abril de 1947
Mientras Manuel Viñoly repara un timple, puede que roto en los bailes de Santa Rosa, bailes de timple, guitarra, laúd, bandurria y voces marineras de parranda, un niño le mira entre serrotes bigornias y cepillos. Mira y admira como el viejo serrote le saca finas láminas al tronco de moral o como el cristal roto en pedazos ni chicos ni grandes le saca virutas con la destreza y habilidad que sólo las manos maestras del artesano posee.
Sixto mira y aprende
mirando hasta que, un día el
serrote y otro el cristal, poco
a poco va venciendo todas las
labores del hacedor de timples.
Hacerlo no es sólo cosa de
oficio, porque el artesano afina,
habla con el timple para que, en
ese lenguaje tan nuestro le
enseñe el punto, le corrija,
aprenda de él.
Con Sixto aprendí que
cada timple es único, tiene su
propia identidad, los dibujos
naturales de la madera no se
dejan al azar, como un mosaico
han de presentar formas
equilibradas, juego sugerente de
hebra y contrahebra van
dibujando caprichos de la
naturaleza que el artesano
interpreta, y otros dibujos que Sixto, jugando con los
colores de la madera en
combinación con materiales
como el hueso de camello,
suelta rienda a su imaginación
con lo que más le gusta, con lo
que más le llena, decorarlo,
dotarlo de identidad.
Pero lo que en verdad identifica al timple es su sonido por eso el maestro artesano lo afina y lo toca para sacarle lo mejor, para identificar todas sus voces y corregirlas si fuera necesario.
Un vaso de vino de la tierra y un trozo de pollo frito da un exquisito sabor a nuestra charla en el pequeño taller lleno de inventos, de artilugios que suplen la carencia de maquinaria específica para estas labores con las que el tiempo no ha podido, así el motor de un ventilador se convierte en una mini sierra y el de una lavadora en una lijadora multifuncional. Máquinas, útiles y herramientas forman parte de esta magia que envuelve nuestra artesanía. Aquí el tiempo camina despacio, sin prisas, podría amanecernos y volvernos a amanecer sin que ningún reloj con su exigente tic tac rompa esta magia, este volar en el tiempo, esta vivencia de paz y sosiego y ese sonido entrañable, tan hondo, tan nuestro.