PUEBLOS:  Órzola

 

 

FUENTE: LANCELOT Nº 1.083 / 23-04-2004

RINCONES DE NUESTRA ISLA

 

La zona litoral contigua a Órzola por su lado de naciente, comprendida entre la caleta que lleva su nombre y un poco más allá de Caletón Blanco, de algo más de 1 kilómetro de extensión, presenta unas características topográficas singulares dentro del conjunto de la marina insular. Por allí penetraron en el mar, hace unos cuantos miles de años, unas fluidas lenguas de lava procedentes según todos los indicios de La Quemada de Órzola, volcán que se halla a unos 3 kilómetro de distancia tierra adentro en dirección SSO. Dichos derrames lávicos formaron  una costa tan baja que queda cubierta con el flujo de las mareas en una amplia superficie, sobre todo en el gran saliente allanado que está 1 kilómetro al E de La Caleta de Órzola, conocido por Raso Berbería, que se  mete mar adentro más de 600 metros.

En esa aplanada y singular zona costera se forman al descender la marea unos grandes charcos, muchos de ellos con el fondo tapizado de blancas arenas organógenas que contrastan con el acentuado negror de la roca basáltica que les sirve de asiento, charcos que constituyen el mismo tiempo espléndidas piscinas en las que el visitante puede darse un refrescante chapuzón y atractivos acuarios naturales en que puede solazar la vista contemplando el pulular de pececillos de variadas especies contra el albo fondo arenoso o desplazándose entre las algas y piedras del fondo, o bien observar la variedad de invertebrados marinos de inferior catalogación zoológica que los habitan.

Para los que llegados a tan pintoresca zona litoral de nuestra isla sientan curiosidad por conocer los nombres que desde tiempo inmemorial les vienen dando los moradores del pueblo de Órzola y localidades vecinas, puede serles de utilidad el presente trabajo.

A continuación, pues, va una breve descripción de esos charcos acompañada de unas indicaciones que facilitan su localización, con  la relación de sus respectivos nombres, enumerados de E a O:

El Charco de la Condesa

Se encuentra entra a pocos metros, no más de 50, por fuera de las salinas, o por mejor decir de los restos que quedan de las mismas. Se trata en realidad de dos charcos casi unidos, apenas separados por una estrechez que se produce entre ambos por el lado izquierdo o poniente, angostura que queda en seco a marea vacía en un mínimo y corto desnivel. Queda este charco doble al descubierto de media marea para abajo. Ambas mitades tienen una amplitud de unos 25 metros cada una. La más a tierra es de fondo pedregoso, mientras que la de fuera es de arena. Crecen  en sus orillas, formando tupidos bosquecillos, multitud de matas de denso y menudo follaje de las llamadas en la isla "mato moro", la Suaeda vera de los botánicos, de la familia de las quenopodiáceas, que es muy común  y abundante a lo largo de buena parte de esta línea costera del norte de la isla en lugares remansados que quedan anegados por el agua del mar al subir la marea.

El Charco de la Cruz

Está a unos 150 metros al NE del anterior y a más bajo nivel. Mide aproximadamente 150 metros de largo de N a S por 35 de ancho y su fondo es rocoso.

El Charco de la Pared

Es el más pequeño de todos, no más de 20 metros de diámetro máximo, pues es de perímetro toscamente redondeado. Por la parte de fuera, en dirección NE, continúa en una prolongación de un par de decenas de metros. Ocupa el rincón interno de la ensenada que se forma a pleamar por el lado derecho de las salinas, donde hay un grupo de casa alineadas en ángulo recto, y tiene una recoleta playita de arenas blancas.

El Charco de la Laja

Dista unos 50 metros o menos del de La Pared, en dirección NE,  hallándose por lo tanto a nivel inferior que aquél. Es extenso, midiendo más de 100 metros de lado a lado y alcanzando considerable profundidad, hasta el punto de ser el preferido como fondeadero para embarcaciones menores.

En nombre parece venirle de una "laja" algo extensa, o piso rocoso allanado, que tiene en su orilla por la que se suelen hacer las operaciones de embarque y desembarque.

El Charco Viejo

Es el de mayor extensión  de cuantos se forman en esta parte litoral de la isla. Está compuesto de dos mitades dispuestas simétricamente, una al O y otra al E, ambas de forma ovalada, de unos 150 metros cada una. La de naciente es poco profunda y en ella aforan muchas rocas del fondo, en tanto que la de poniente es poco más honda y tiene el fondo cubierto de arena en su mayor parte.

Resulta cuando menos curioso esto de atribuirle edad a un charco para darle nombre.

El Charco de la Noria

Este es su nombre verdadero y no el de La Novia que suele dársele por error en algunos textos y mapas modernos. Nadie, sin embargo, ha sabido darme razón de qué "noria", en aquel lugar, haya podido trasferirle tal denominación.

Se encuentra este charco próximo a la zona supramareal, a unos 100 metros escasos al O de la parte alta de Caletón Blanco, de manera que el agua le entra cuando la marea ha alcanzado ya un cierto nivel. Su forma es redondeada, de unos 70 metros de diámetro, con una prolongación más pequeña por el lado de tierra, igualmente rotunda. Tiene todo el fondo cubierto de arena, constituyendo una acogedora piscina natural de tibias aguas.

El Charco Cumplido

Está fuera, en el extremo exterior del gran saliente costero ya mencionado de Raso Berbería. Es, como su nombre indica, alargado ––que ese es el significado de este canarismo—, tendido casi de N a S, alcanzando unos 150 metros de longitud, de poco fondo, con una estrechez en el centro. Su anchura máxima, tanto en la parte N, que es de fondo arenoso, como en la S, alcanzando unos 150 metros de longitud, de poco fondo, con una estrechez en el centro. Su anchura máxima, tanto en la parte N, que es de fondo arenoso, como en la S, que es rocoso, es de unos 50 metros.

El Charco de Berbería

Se encuentra casi contiguo al que se acaba de describir, a naciente suyo. Es el más amplio y desatacado de los situados en este saliente de Raso Berbería, de donde el nombre que lo distingue, midiendo más  de 100 m como promedio de orilla a orilla opuesta en su desigual redondez, y alcanzando casi 2 m de profundidad en el centro, con parte del fondo cubierto de arena y parte de roca.

Con mar encalmado, el agua le entra al subir la marea por su parte central más baja, que es la del lado O, del vecino Charco Cumplido, que está situado a un nivel ligeramente inferior, pues por el resto de su perímetro se halla rodeado por una elevación de las rocas que lo circundan que oscila entre un metro y metro y medio de altura.

El Charco de Caletón Blanco

Se forma en el tramo inferior de esta pintoresca y alargada cala -bien conocida por su afluencia de bañistas con sus coches- durante las bajamares vivas. Su fondo, como el de todo Caletón Blanco, se halla totalmente cubierto de arena.

Hasta no hace mucho tiempo, apenas unos pocos decenios atrás, se practicaba  aún en este charco la secular modalidad de pesca conocida tradicionalmente con el nombre de "levantar paredes", que consistía, como es fácil deducir de su nombre, en cerrarle la entrada con una pared de piedras para que quedara dentro el pescado que habiendo pasado por encima de ella a marea alta se entretenía luego comiendo "engodo" que se le echaba ex profeso y quedaba encerrado dentro cuando ya la pared, al sobresalir de las aguas  por haber bajado la marea, les suponía una barrera infranqueable, siendo entonces capturados fácilmente con ayuda de unas pequeñas redes durante la bajamar.

El Charco de los Timijotes

Está a unos 200 metros de distancia hacia naciente de Caletón Blanco. Tiene unos 25 0 30 metros de largo, pero es algo estrecho. Su fondo es arenoso con algunos pedruscos por los laterales.

Allí en Órzola no saben qué cosa pueda ser un "timijote". Sin embargo, para las antiguas alfareras de la isla, una "timijota" era un guijarro con el que se alisaban las vasijas al hacerlas. Ignoro qué relación pueda hacer entre uno y otro nombre, pero en todo caso el charco no se distingue precisamente por tener guijarros o cantos rodados como cabría esperar.

El Charco de la Fortuna

Este es el último de los charcos de tamaño grande de esta franja litoral intermareal. Sigue hacia el E  al de Los Timijotes, o más bien está por fuera de él, a no mucha distancia. Su forma es alargada, de unos 25 metros más o menos.

De la autencidad de los nombres de estos charcos dan buena fe los testimonios de los más veteranos pescadores de Órzola, si bien confiesan no conocer en la mayor parte de los casos su origen o procedencia, con toda seguridad debido a lo antiguo de los mismos. A muchos de estos curtidos hombres de la  mar he consultado sobre el particular. Entre ellos descuella por méritos de edad y por su perfecto conocimiento de la zona el señor Antonio Arraez Arbelo, con su bien llevada longevidad, pues a sus casi 94 años, goza de una lucidez mental y claridad de oído y vista verdaderamente envidiables. Es tal su vigor y entusiasmo por las cosas del mar que todavía no "escarpea" ir a pulpear siempre que la marea y el estado del mar se lo permitan. Y hay que conocer la naturaleza escabrosa y abrupta de aquella marina formada por inestables piedras escoriáceas sueltas en su mayor parte para valorar en su justa medida lo que supone transitarla a esa edad.