Geografía/ Senderos
 

 

Fuente: Haría Bosquecillo

Cabildo de Lanzarote: Casa de los Volcanes

 

 

HISTORIA

 

El valle de Haría sustentó, previamente a la conquista, una población aborigen cuya magnitud nos es desconocida, pero que fue, con gran probabilidad, importante.

El camino entre Haría y el Bosquecillo, tenía como única finalidad proporcionar acceso a las fincas del Valle de Malpaso y de la cumbre de Famara; es una estrecha vereda que sigue el cauce del Barranco hasta su cabecera, donde se encuentra el área recreativa.

La cumbre de Famara es una plataforma ondulada, sin discontinuidades hacia la costa Este y con el acantilado que la limita por el Oeste. Estas características y el acceso relativamente fácil a través de los interfluvios hacen de la cumbre un área de tránsito obligado entre las vegas de Teguise y Haría. El camino formó parte de la red principal de comunicación de la isla hasta la aparición de las modernas carreteras. Cumplía la función de unir liaría con la capital de la isla, Teguise, y con el resto de Lanzarote. Cumplía además un importante papel como ruta de peregrinación de los vecinos del Norte de la Ermita de la Virgen de las Nieves.

Su primitivo trazado por el valle de Malpaso ha sido cortado y en parte ocupado por la carretera Teguise-Haría por lo que ha sido preciso buscar un itinerario alternativo; éste discurre por caminos secundarios en la red de comunicaciones señalada, pero de elevadísimo interés paisajístico y natural.

La sociedad aborigen fiaba su supervivencia al producto de marisco y pescado en el litoral. Desde un punto de vista territorial, estas actividades se distribuían el ámbito disponible, de modo que los terrenos más fértiles eran dedicados a la agricultura y los más abruptos e improductivos, mantenían durante el invierno a los ganados que con el verano subían a pastar a tierras más altas.

El pastoreo se ha desplazado desde los terrenos escoriáceos y difíciles de transitar y alejados de los núcleos de población hacia las áreas de cultivo abandonadas de mucho más fácil explotación.

El valle de Haría está bien protegido de los vientos y dotado de aguas superficiales y subterráneas, fue uno de los enclaves que garantizaban el sustento de la población desde el comienzo de la colonización. A lo largo de los siglos, la superficie cultivada, que en un principio debió abarcar sólo los terrenos más llanos donde hoy se asienta el núcleo de población, fue extendiéndose por las laderas ganando terrenos cada vez más desfavorables por su pendiente y por la aridez de los suelos. Esta expansión se basa en el abancalamiento, mediante muros de contención de piedra seca, de la totalidad de las laderas provistas de suelo y en el enarenado.

Algo a destacar en el valle, y en los primeros tramos del camino son los palmerales de Palmera Canaria. 1,a palmera ha tenido el privilegio de ser elegida como símbolo vegetal del Archipiélago Canario, que adorna singularmente nuestros paisajes con su belleza. Los majos comían sus frutos y con sus hojas fabricaban vestidos, redes de pesca y otros útiles. Aún hoy, los artesanos utilizan sus hojas para cestos, sombreros, etc. En la Gomera pervive la costumbre de extraer su savia blanquecina para obtener la miel de palma (guarapo).

El rofe se extraía en el Risco de Famara, excavando el corazón de los conos volcánicos sepultados que la erosión ha puesto al descubierto, se vaciaban de este modo cuevas de gran tamaño, que reciben el nombre de roferos y que hoy sirven de refugio a numerosos animales.

Al borde del risco fue construido un camino que permite acceder a estos roferos, situados en un escalón inferior al camino, y sacar el rofe y llevarlo hasta las fincas cercanas a lomo de burros y camellos. En estas cumbres donde el viento sopla durante todo el año con una fuerza considerable, la vida del enarenado es relativamente corta, ya que la capa protectora es arrastrada por el viento. Por ello se cercan los terrenos con muros de piedra seca. En la actualidad se conserva un cierto nivel de uso agrícola, con fincas en muy buen estado de conservación.

Para permitir el paso de las escorrentías se construyeron canales que las conducen laderas abajo hasta los barrancos sin daño para los campos.

El valle de Haría sustentó, previamente a la conquista, una población aborigen cuya magnitud nos es desconocida, pero que fue, con gran probabilidad, importante.

El camino entre Haría y el Bosquecillo, tenía como única finalidad proporcionar acceso a las fincas del Valle de Malpaso y de la cumbre de Famara; es una estrecha vereda que sigue el cauce del Barranco hasta su cabecera, donde se encuentra el área recreativa.

La cumbre de Famara es una plataforma ondulada, sin discontinuidades hacia la costa Este y con el acantilado que la limita por el Oeste. Estas características y el acceso relativamente fácil a través de los interfluvios hacen de la cumbre un área de tránsito obligado entre las vegas de Teguise y Haría. El camino formó parte de la red principal de comunicación de la isla hasta la aparición de las modernas carreteras. Cumplía la función de unir Haría con la capital de la isla, Teguise, y con el resto de Lanzarote. Cumplía además un importante papel como ruta de peregrinación de los vecinos del Norte de la Ermita de la Virgen de las Nieves.

Su primitivo trazado por el valle de Malpaso ha sido 'cortado y en parte ocupado por la carretera Teguise-Haría por lo que ha sido preciso buscar un itinerario alternativo; éste discurre por caminos secundarios en la red de comunicaciones señalada, pero de elevadísimo interés paisajístico y natural.

La sociedad aborigen fiaba su supervivencia al producto de marisco y pescado en el litoral. Desde un punto de vista territorial, estas actividades se distribuían el ámbito disponible, de modo que los terrenos más fértiles eran dedicados a la agricultura y los más abruptos e improductivos, mantenían durante el invierno a los ganados que con el verano subían a pastar a tierras más altas.

El pastoreo se ha desplazado desde los terrenos escoriáceos y difíciles de transitar y alejados de los núcleos de población hacia las áreas de cultivo abandonadas de mucho más fácil explotación.

 

 

 

 

 
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