- Órzola -
PUEBLOS: Órzola
Del espinazo del Norte de
Guatifay descienden una serie de
valles paralelos
—Valle Grande, valle de La
Fuente Dulce, valle de La Salada,
etc.— y al pie de éstos se
extiende el malpaís de La Corona
y de La Quemada, proporcionando
al conjunto la apariencia de un
«valle» bastante amplio, ya que
los limos arrastrados por los
barrancos han cubierto parte de
las lavas, lo que permite su
cultivo, aunque en condiciones
precarias. Destacan en el
paisaje del valle los roques o
peñas que corresponden a los
grandes bloques que arrastraron
las lavas y quedaron varados
sobre el malpaís. Por el Sur
queda cerrado por las lavas del
volcán de La Quemada, unidas a
las de La Corona, que bordea el
Lomo Blanco, cuyo nombre indica
la diferencia de materiales de
ambas zonas. En esta parte
abunda el cultivo de la viña,
con algunas casas como las de La
Breña.
A lo largo del «valle» hay algunas casas cuyos habitantes se dedican a la agricultura y al pastoreo, aunque esta zona tiene sobre todo una función turística. Las casas abundan entre las Peñas de Andía y Las Tabaibas en el lugar conocido por Los Cortijos.
Las Casitas
es uno de los caseríos de Órzola,
situado junto a la costa, en él
se establecieron algunos
marineros que combinan la pesca
con la agricultura de
subsistencia. Actualmente, la
construcción de la carretera que
cruza por el valle y la que
sigue el borde costero ha dado
un nuevo impulso a Órzola. Por
un lado, ha aumentado su
relación con La Graciosa y, por
otro, ha roto su aislamiento,
para convertirla en un pequeño
centro de veraneantes
aficionados a la pesca.
Su pequeño puertito le ha dado un papel relevante, no sólo por haber concentrado la relación mercantil con La Graciosa, sino también por ser punto de partida de excursiones a la citada isla, pues hay un barco dedicado exclusivamente al transporte de pasajeros, en su mayoría excursionistas. En su puerto se comercializan las capturas realizadas tanto por los pescadores de la localidad como por los de La Graciosa. Esta circunstancia ha significado la terciarización del trabajo, al servicio ahora de los visitantes. Sin embargo, la nueva actividad ha sido incapaz, hasta ahora, de mantener el antiguo poblamiento, pues entre 1950 y 1981 ha perdido el 60% de sus habitantes.