Historia / Referencias históricas
Fuente:
La Hoja del Municipio de Haría
nº 407
Ya apenas se trabajan fincas en
nuestros campos y si acaso algún
trocito pequeño, o también se
recuperan algunos trozos de
fincas que ya fueron trabajadas
en la antigüedad, pero que se
abandonaron como la mayoría y
luego ahora algo se aprovecha.
Antiguamente sólo se cultivaban los terrenos más llanos y que estuvieren cerca de barrancos, aprovechando el agua que circulaba por ellos, lo que luego fue evolucionando formando las gavias y al fin las vegas, lo que se cultivaba mediante la ayuda de camellos, bueyes o burros, formando los zurcos mediante el arado, introduciendo en ellos las semillas diversas a plantar.
Pero más tarde se fue haciendo necesario el cultivar otros terrenos aparte de las vegas, y por ello se procedió a roturar la mayor parte de los terrenos de nuestro entorno.
Pero los terrenos de la isla de
Lanzarote son muy especiales, ya
que la mayor parte de la
superficie a cultivar, ha habido
necesidad de obtenerla mediante
la roturación de terrenos
volcánicos, con muchas peñas y
muchas piedras y todo ello
originó un trabajo
extraordinario para nuestros
mayores, pues había que ir
rompiendo las peñas, recoger las
piedras más grandes, con ellas,
en especial las perimetrales, y
así se formaban los denominados
"cercados", y las piedras más
pequeñas se recogían, aparte de
las paredes exteriores, en unos
majanos o monturros, incluso
chozas, y así aparecía al menos
una en cada finca de mediano
tamaño, y así se introducían las
piedras chicas, como matacanes o
ripios, en la parte interior de
estas paredes o majanos.
El objetivo era quitar todos los pedruscos hasta aprovechar toda la insignificante tierra que se pudiera obtener debajo, pero que en realidad era muy fértil, pero que estos terrenos arrifientos, necesitaban mucho agua para producir cosecha, porque si nó crecían mucho los cultivos pero luego se aflojaban o desmalojaban.
Pero estos terrenos tan escasos de tierra necesitaban más tierra, que se traía desde fuera a lomos de camellos o burros y a veces a considerables distancias.
Pero la cosa no queda ahí, porque había que proporcionar a esos terrenos una capa de arena volcánica de unos diez centímetros de espesor, y para ello había que contar con los medios de transporte que se tuvieran a mano, y a veces se las arreglaban con los burros propios, o incluso camellos, aunque más tarde, ya desde los años de 1.920, se empezaron a utilizar los servicios de camiones pequeños pero luego más grandes, desde los areneros o lugares de arena, que eran muchos.
De todas formas algunos trabajadores de fincas, utilizaban un procedimiento obteniendo arena más cercana, hasta el punto de que la extraían desde la propia finca que se trabajaba, mediante unos trabajos y esfuerzos enormes, propios de esclavos, pero esa era la realidad y no podemos olvidarla.
Aparte habían otros terrenos arenosos, que realmente proporcionaban muy poca producción, como también laderas áridas o estériles, pero que todo se aprovechaba.
Prueba del esfuerzo de los trabajos que realizaron nuestros mayores, es la huella que dejaron en esas laderas, montañas y barrancos, en que se llegó a trabajar haciendo paredones hasta en lo más alto de las montañas, y todo ello se llegaba a cultivar, primero mediante el arado y más tarde después de la proporción de una capa de arena, y así había que emigrar por necesidad porque los cultivos obtenidos eran muy raquíticos.