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Nació en Teguise el día uno de enero de 1844. Era hijo de un abogado mallorquín, Rafael Cortés Forteza, que vino a Lanzarote como Juez de primera Instancia y de una dama de Teguise, de la distinguida familia Spínola, Francisca Spínola de Bethencourt. Falleció en Haría, el día 13 de septiembre de 1917.

La familia quería que estudiara Derecho, pero el desistió tras la muerte de su  padre y llevado por su vocación religiosa marcha a Las Palmas donde ingresa en el Seminario. En sus estudios destacó mucho por su aplicación, talento, virtudes y ciencia. Ordenado sacerdote fue destinado a Femés realizando obras de gran interés.

Por concurso oposición obtiene la plaza en propiedad de la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación de Haría. Regenta durante 40 años la parroquia, siempre respetado y querido de todos sus feligreses.

Era generoso, hospitalario y tenía finas atenciones  con el visitante. Siempre tenía un don de gente. Su casa estaba siempre abierta para todo el mundo, lo mismo para pobres que para ricos.

Pertenecía a una familia de artistas, y tenía mucho interés por las bellas artes. Era músico, tocaba el órgano, piano,   y otros instrumentos. También conocía muy bien la pintura, escultura y arquitectura. Su madre, su tía María   Rosa y  Nicolás Cortés Spinola, su hermano, formaban el entorno familiar de las artes.

Embelleció su amada iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación con artísticos retablos, pinturas y esculturas, algunas de su madre y de su tía. También decoró las ermitas de su parroquia: Las Mercedes, San Juan y Santa Bárbara.

Siendo párroco de Haría realizó obras tan importantes como la torre donde se instaló el reloj público, donativo de los hermanos Ramírez, hijos de Haría. También realizó obras de vital importancia, en el cementerio y colaboró con el Ayuntamiento de dicho pueblo para la plantación de árboles en el paseo de la Plaza.

Un grupo de vecinos y el cura párroco de Haría, don José Lavandera López, presentaron en 1975 un documento de solicitud en el Ayuntamiento, para rotular una calle del pueblo con su nombre. Esto se debe a la buena trayectoria humanitaria, ejercida en este municipio. Dicho escrito sigue en el olvido.

 

En la lectura del pregón de San Juan 1987 doña Melitona González Rodríguez hace referencia: "También fue importante la biblioteca de Don Rafael Cortés Spinola, hombre humano, caritativo médico ocasional. Haciendo gala de su magnimidad la donó a la Parroquia".

Fue varias veces Arcipreste interino al que consultaban sus compañeros cuando resolvían casos de moral.

De suma importancia fue sentida en este municipio la muerte de don Rafael Cortés Spinola,  de su aguda enfermedad, que no pudo vencer la ciencia médica de la época.  Su muerte fue un gran dolor para toda la isla, como lo demostró la manifestación de duelo mas importante que se recuerda.