PUEBLOS:   Mala

Fuente:  Proyecto Atlántida

CEIP "Las Mercedes"

AMPA "La Pequena"

 

 

Realizadas las gestiones necesarias y coincidiendo con la llegada de la primavera lo que en principio nos garantizaba buen tiempo, consideramos que era el momento de desarrollar las diferentes actividades de campo que componen nuestro proyecto, para ello decidimos que la mejor forma de enfocar la parte práctica consistía en realizar las tareas paso a paso, acercándonos lo más posible al orden lógico y cronológico, así como realizarlas en el propio medio natural, es decir partiendo de la nada realizar todo el proceso de labores agrícolas, como por ejemplo hacer una plantación de tuneras o huerta, logrando en las cuestiones teorico­práscticas integrar al colectivo de agricultores, cultivadores de la cochinilla, ya que ellos mejor que nadie conocen el proceso de cultivo, así como las consecuencias del declive y decadencia actual y por otra parte intentamos que sean protagonistas junto a padres madres y alumnos, haciendo que sientan la existencia de una solución al estancamiento actual, soluciones que enfocamos, sobre todo, a la adaptación del cultivo a nuestra forma de vida actual, eminentemente turística, ya que el cultivo como tal es a todas luces inviable por antieconómico, pero no lo seria con la mejora de aspectos medioambientales, paisajísticos, culturales e históricos entre otros, que al fin y al cabo redundarían en una mejora de nuestra calidad de vida, tanto presente como futura.

Unidos los diferentes colectivos, CEIP Las Mercedes, el AMPA La Pequena, agricultores y vecinos, y tomando como referencia los aspectos antes indicados y salvadas diversas cuestiones organizativas, comenzamos por hacer una plantación de tuneras o huerta en el patio del Colegio, ya que al ser bastante amplio nos pareció bastante adecuado para la experiencia. Para Llevar a cabo esta tarea contactamos con el Ayuntamiento de Haría, a fin de obtener su colaboración en relación a la obtención de los materiales, herramientas y personal necesario, ya que los recursos del Colegio son bastante limitados en este aspecto. De esta manera se trajo arena o rofe de los roferos de Máguez, tierra vegetal de la vega de Guatiza y estiércol de la granja del Cabildo, necesarios e imprescindibles a la hora de preparar adecuadamente el terreno para la plantación posterior de las tuneras (Rofe: ceniza de los volcanes de las isla; Tierra Vegetal: barro; Estiércol: heces de animales domésticos como cabras, vacas, cerdos, gallinas, etc. Mezclados con restos vegetales).

Una vez que los diferentes elementos y herramientas se encuentran en los aledaños del patio, los niños acompañados de los profesores y algunos agricultores comenzamos el primer taller: "La Huerta", realizando las tareas siguientes una vez dadas una serie de indicaciones teóricas a los niños:

-  Se replantea la zona.

-  Se procede a añadir una capa de tierra vegetal de unos 5 cm de grosor.

-  Se añade una fina capa de estiércol.

-  Se cubre con una capa de arena o rofe, tendiéndola de manera uniforme, de 15 cm. aproximadamente.

-  Plantar las tuneras.

-  Charla con los agricultores a fin de despejar cualquier duda que haya podido surgir.

Primeramente preparamos el terreno, de aproximadamente unos 4 x ó metros, lo cual no supuso gran dificultad ya que, aparte de contar con La inestimable ayuda de varios vecinos, se encontraba en un aceptable estado de conservación, hablamos de una pequeña porción de patio del colegio. Una vez replanteado el terreno procedemos a añadir una pequeña capa de tierra vegetal, para ello los niños "armados" con palas, carretillas y otros utensilios de labranza, reparten y extienden La tierra vegetal por el terreno.

El tercer paso es añadirle abono orgánico, en este caso estiércol, que nos lo ha proporcionado un vecino que dispone de suficientes animales domésticos como para acumular cantidad suficiente, y finalmente se cubre todo con una capa de arena o ceniza de volcán, la cual protegerá el terreno de la lluvia, el viento y aprovechará el rocío, que aquí llamamos sereno, de la noche para humedecer la tierra.

Llegado a este punto hemos logrado el primer objetivo, conseguir que padres y madres, niños y agricultores y profesores trabajemos juntos son entusiasmo, compartiendo un objetivo, una meta, que por supuesto lograremos. Ya tenemos nuestro terreno preparado, es el momento de plantar las tuneras para ello utilizaremos la azada, con la que los niños una vez recibidas las indicaciones pertinentes por parte de los agricultores presentes, realizarán un pequeño agujero en el superficie de la finca y enterrarán tres cuartas partes de la tunera aproximadamente, procurando no mezclar las capas que componen el terreno, sobre todo la de arena, cubierta superior encargada de proteger y proporcionar la humedad necesaria para la supervivencia de la tunera. Previo a la plantación de la tunera generalmente se procede a realizar lo que llamamos rayado de la finca, se trata de hacer una serie de líneas paralelas que nos van a indicar las filas de tuneras, separadas unos dos metros aproximadamente cada una, evitando dejarlas muy juntas ya que de lo contrario cuando la tunera se desarrolle dificultaría el movimiento por la finca.

Con las tareas finalizadas nos sentamos a descansar un momento, el cual aprovechamos para que los niños sacien las dudas que les hayan podido surgir, las cuales son contestadas por los agricultores que han participado en el taller.

Ya tenemos la huerta, ahora nos faltan las herramientas de trabajo para la recogida de la cochinilla, se trata de la "mina" y la "cuchara", elementos imprescindibles que nos van a facilitar enormemente la labor de recogida de este insecto, por un lado la cuchara realizada a base de latón (obtenido normalmente de latas de aceite) con un pequeño palo de pírgano (se obtiene de La palmera), que nos servirá para raspar La tunera y recoger la cochinilla; la mina es un pequeño recipiente rectangular realizado en latón, con una cabida de 1 kilogramo aproximadamente, el cual una vez lleno se vacía en un balde o cubo. En este taller participan padres, madres, agricultores y los propios alumnos junto al profesorado, finalizando el mismo con turno de preguntas.

El siguiente paso que damos va encaminado hacia la elaboración de los "sacos", el cual nos va a servir para diseminar la cochinilla entre la huerta de tuneras. Para realizar este pequeño saco, con unas dimensiones aproximadas de 20 x 5 cm, vamos a utilizar como material el etamin, normalmente se usa el rengue, muy parecido pero de mayor consistencia.

En primer lugar las madres presentes comienzan por realizar los cortes adecuados al etamin, y a continuación los niños con aguja e hilo dan forma a los sacos en la medida de sus posibilidades, siempre bajo la supervisión de los mayores presentes, finalmente las madres retocan los sacos haciendo use de una máquina de coser. Y como es habitual se finaliza con la realización de una serie de preguntas por parte de los niños que son respondidas por las madres presentes.

En este momento retomamos el trabajo de campo y nos encaminamos a realizar el taller de recogida de cochinilla, para ello los niños y niñas acompañados de diversos padres, madres, profesorado y agricultores, nos desplazamos con gran entusiasmo a una huerta de tuneras situada en pleno pueblo de Mala. Una vez provistos de las herramientas adecuadas nos ponemos manos a la obra, realizando los niños y niñas la recogida de la cochinilla con un interés extraordinario, una vez que los expertos, es decir los agricultores, les realizaron las indicaciones pertinentes a fin de coger adecuadamente el parásito de la tunera. Cuando estimamos que ya teníamos cochinilla suficiente dejamos la huerta y nos desplazamos a un local anexo a la misma tendiendo la cochinilla recogida en un tablero (recipiente de forma rectangular, elaborado en madera de 150x50x5 cm aproximadamente), a fin de que comience a desobar (procrear). Este momento es aprovechado  para observar mediante microscopio las características de este insecto y poder observar la abismal diferencia entre la hembra y el macho.

A continuación aprovechando que hemos obtenido cochinilla abundante procedemos a llenar los saquitos, tres cuartas partes aproximadamente, para diseminar este insecto por las huertas, una vez llenos, cerrados con una pequeña tira de tela, los tendemos en unos tableros durante la noche, con ello conseguimos que se realice un gran desobe, a la mañana siguiente los recogemos y los ponemos en un balde para a continuación desplazarnos a la finca y situarlos en las tuneras, para ello los doblamos por la mitad con la misma proporción de cochinilla en cada extremo, dejando cada mitad a un lado de la tunera, cambiándolos de tunera de una a dos veces al día dependiendo del grado o nivel de desobe y de las condiciones meteorológicas, así durante 8 días aproximadamente, que una vez transcurridos son retirados y vaciados en un tablero y expuestos al sol para su secado.

Paralelamente al taller de recogida de cochinilla realizamos lo que se denomina tirada de higos, que no es ni más ni menos que quitarle el fruto a la tunera, ya que de no hacerlo la cochinilla tendería a situarse en los mismos y por otra parte seria una carga para la propia tunera tener que repartir su esfuerzo entre un parásito y su propio fruto. Para ello nos equipamos con un palo de unos 75 cm, y a base de palos los vamos despegando de las tuneras uno a uno, evitando no confundirnos con las pequeñas tuneras que vienen saliendo.

A parte de las labores de campo descritas relacionadas directamente con la tierra hemos desarrollando paralelamente un programa de entrevistas y visitas a diferentes personajes y entes públicos a fin de conseguir tanto respuestas a nuestras dudas como obtener la implicación necesaria de los estamentos públicos de la isla a fin de adaptar o reconducir la situación actual de la cochinilla a los tiempos en los que estamos inmersos, destacado nuestra visita al Ayuntamiento de Haría, entrevistando al Sr. Alcalde, D. José M. Torres Stinga, así como al Sr. Presidente Accidental del Cabildo de Lanzarote, D. Mario Pérez, además hemos realizado otras visitas a diversos agricultores a fin de conocer in situ la situación de las fincas, su producción, sus impresiones, etc.

Se hace difícil resumir en unas pocas líneas toda una experiencia llena d sensaciones gratificantes, de sentir que existe esperanza de mantener vivos ciertos aspectos de nuestra cultura, de compartir ilusiones, estamos seguros de que con el trabajo de todos lograremos nuestro objetivo: Rescatar el cultivo de la cochinilla,