Olivia M. Stone (3)
A las 9,40 de la mañana de 26 de enero Olivia M. Stone parte de Haría y si entró por el Este, por la cuesta de Trujillo, la partida la realiza por la Montaña de Malpaso, volviendo en su descripción a dejarnos una pincelada de lo que veía a su paso, que consideramos interesante, por reflejar las característica de la zona en ese instante, de cuya narración entresacamos algunos párrafos.
Dice: "Tenemos la intención de cabalgar a lo largo del cerro cuyo extremo norte es el Risco hasta que lleguemos a la llanura que se encuentra en el centro de la isla, adonde bajaremos cerca de Teguise, la antigua capital, y de allí a Arrecife. Saliendo del pueblo, cuyos elementos más característicos son sus palmeras y los curiosos almiares cónicos o "pajeros", subimos por un camino empinado y pedregoso en un lateral del valle que se extiende hacia el sur desde Haría". "Los almendros están cubiertos de hermosas flores blancas pero sin una sola hoja. El valle está lleno de bancales hasta donde el terreno permite y, por encima, todo está apelado y escabroso-solo piedras y rocas cubiertas de líquenes...Ha habido un rocío fuerte o neblina durante la madrugada-es más probable que sea la segunda ya que el rocío cae raramente y, cuando lo hace, en esta isla es muy ligero- que aún lo cubre todo y que resulta muy refrescante".
Se puede identificar aquí la ladera de Malpaso, con su camino empedrado, los almendros en flor, ya existentes en esa parte del valle, y los efectos de la neblina.
Ascendiendo por esta montaña se cruza con dos personas, cuya vestimenta describe en estos términos:
"Nos cruzamos con un respetable viejo que lucía un abrigo negro y camisa blanca y que llevaba un burro gris sobre el que había una alforja de alegres colores. Poco después nos cruzamos con otra persona que lucía una ropa de tela escocesa de color rojo intenso, con una montura que lucía todos los colores del arco iris".
Prosiguiendo su camino describe desde más arriba la panorámica que ve del valle, con la Corona al fondo, el mar y la vista del Roque del Este. Se refiere a otro valle con bancales a ambos lados, que con seguridad estaba viendo el valle de Temisa, que ya por entonces contaba con sus paredones. Señala como el sendero por donde avanzaban se vuelve empedrado con guijarros y cada lado el terreno es escarpado y escabroso. Menciona la existencia de una cruz, cuando se encontraba a 1750 pies, que atribuye a que una mujer cayó del risco y se mató.
Ya se encontraba en lo alto de Malpaso y describe el camino diciendo que "es bastante plano y muy ancho, en realidad creo que está como lo hizo la naturaleza, y que solo el centro, un sendero de unos cinco o seis pies de ancho y con piedras grandes y desiguales, es obra del hombre"-
Seguirá a la Ermita de las Nieves y desde allí proseguirá su camino de vuelta a Arrecife, narrando todo lo que ve a su paso.
Finalizamos la referencia de Olivia M. Stone a Haría con una curiosa historia, que seguramente le contaron durante su estancia. Dice que "sus habitantes se negaron a ejecutar a quien mereciera la pena de muerte, por lo que tuvieron que inventar otro método para matar al condenado. Construyeron un recinto cuadrado, de paredes muy altas, donde colocaban al prisionero. Se le daba elegir entre comida o bebida y después se le dejaba morir de hambre o deshidratación. El pobre desgraciado generalmente prefería agua. A uno, sin embargo, que fue conducido a este lugar de muerte, le aconsejó su madrina que pidiese leche. Siguió su consejo y, claro está, no murió, por lo que esta forma de acabar con los criminales falló". No de acuerdo con la figura de la madrina, Olivia M. Stone lo deja sin más como está, para no estropear el cuento.
A Olivia M. Stone su estancia en Haría le supuso los siguientes gastos:
Pesetas Céntimos
Guía a la Cueva de los Verdes 1 90
Desayuno y comida en Haría 7 50
Camello que tenía por tres días 15 0
(...)