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Calle San Juan

 

 

 

DON ANTONIO LÓPEZ: Regentaba un comercio en el actual Centro Cultural La Tegala, que daba al callejón que une la Plaza de Haría con Calle La Hoya, y era una tienda bastante completa, con fruta de estación, fruta seca, tejidos, flores artificiales para la decoración casera, materiales de construcción, gas, etc.; también ejercía de pequeña gasolinera, despachando combustible. Tienda amplia, tenía empleados y un socio. La suegra de Don Antonio se llamaba Natalia y era la que daba trabajo y sus empleados compraban en la tienda de su yerno. Muchas de sus mercancías eran traídas en camión por distintos proveedores.

Una historia que narra el entrevistado Perdomo, era que él y su primo eran aprendices de su padre, y él le prestaba la bicicleta a su primo para que pudiera trasladarse a trabajar, pues tenía que venir desde Guinate; cuando venía compraba en la tienda de Don Antonio López, cerillas, velas, etc., que luego las vendía en su pueblo al regresar de trabajar. Nacía así un negociante...

DON MANUEL ROBAYNA: Comercio situado junto a la Ermita de San Juan, fue una tienda mixta, una de las primeras en traer perfumes, regalos, objetos de manicura y por supuesto productos de toda la vida, como vino, sardinas embarricadas, etc. Se vendían telas que se compraban por catálogos en Arrecife, provenientes del comercio mayorista de D. Domingo Lasso y Ferrer. Además de la venta de productos de primera necesidad, como aceite, vinagre, petróleo, millo o papas, también despachaba algún vino o ron, y de último otras bebidas como cerveza y refrescos.

DON JUAN PABLO PERDOMO: Tienda muy humilde que funcionaba más bien como pequeño bar.

DON JUAN PABLO DE LEÓN: Primero tuvo tienda en Máguez y luego la traspasó a Haría, hace unos 50 años. Todavía existe, aunque ahora como bazar, ya que sus herederos abrieron supermercado junto a la misma, con la que se comunica.

Vendía de todo... Además de comestibles vendían cerámica, tachas, artículos de regalo, de librería, etc., e incluso —como habían comprado la molina de Don Emilio y la trasladaron a los aledaños de su tienda— vendían también gofio. La regentaba Don Juan Pablo y Doña Benedicta, su esposa, y posteriormente su hijo Juanito de León y su esposa María Teresa Robayna, maestra e hija a su vez de Don Manolo Robayna.

La tienda de D. Manolo Robayna y la primera ubicación de la de Don Antonio López estaban en locales de alquiler.