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Calle La Cruz

 

 

 

 

DOÑA FRASCA (Seña Frascorra): Frente a Calle La Tegala, en ella se vendía pescado seco, sardinas, batatas, vino, queso, etc. Su marido era cabrero. Su nivel cultural no era demasiado alto, algo normal para el momento que les tocó vivir, por lo que las cuentas de las consumiciones las realizaba mediante círculos y palotes o contando con millos sobre su mesa.

SEÑA ESCOLÁSTICA: Tienda pequeña que vendía fundamentalmente pescado y alguna otra cosa.

DOÑA ROSITA: Al cerrar Doña Frasca, abrió Doña Rosita, que vendía de todo un poco, fundamentalmente comestibles.

SEÑA CATALINA, la Viuda: Aunque la regentaba ella, le ayudaban sus sobrinas. Era pequeña pero tenía bastantes productos de alimentación (aceite, vinagre, café, pescado seco, queso, chorizos, papas, etc.). El pescado seco lo traían de La Graciosa y se llevaban papas (solían llevarse las menudas). Uno de los hijos abrió un pequeño bar en un costado de la tienda por el que pasaban los agricultores antes de ir a trabajar y "se echaban unos grandes vasos de vino". Mientras su hijo despachaba, Seña Catalina cocinaba algo para acompañar al vino. Ella vivía frente a la tienda y solía guardar en su casa algunos productos. La tienda tenía un pequeño ático donde guardaba mercancía y ponía a orear quesos y chorizos.

La tienda estaba compuesta por un mostrador, el ático mencionado, estanterías altas en los laterales y en medio un expositor donde solía colocar el pescado seco.

Seña Catalina dejó de vender el pescado porque la gente de La Graciosa, con la incorporación de motores a los barcos, navegaba directa-mente a venderlo a Arrecife. También vendía trigo y millo traído de Argentina. Cuando murió Seña Catalina sus hijos continuaron unos años con la tienda. La misma duró abierta unos sesenta años.